29 de agosto de 2013

Este jueves, un relato: Imagina en el nombre del amor.






Luis y Carmen son los familiares de mi esposo más longevos. Hace tres años, cuando Carmen contaba 85, se le diagnosticó la enfermedad del olvido (Alzheimer). A Luis le costó mucho tiempo entender y aceptar dicha dolencia, y trató de "ocultarnos" ciertos comportamientos de su esposa que ponían en evidencia lo inevitable. Es un matrimonio que no ha tenido hijos y han vivido exclusivamente el uno para el otro. Cuando nos percatamos de la gravedad de la situación, no tuvimos más remedio que tomar cartas en el asunto y, de alguna manera, irrumpir en su intimidad tratando de ayudarles a soportar la carga que el destino metió en sus vidas. Cuidamos a Carmen en su casa hasta que se hizo imprescindible ingresarla en un Centro Asistido donde recibiera los cuidados que su persona necesitaba. Luis, lejos de buscar su descanso y una vida mucho más tranquila continuando viviendo en su hogar, quiso ingresar con su esposa para comprobar "de cerca" si tenía todo lo que necesitaba y si estaba bien atendida. Abandonó su hogar, sus comodidades, sus pertenencias más queridas e ingresó con Carmen para seguir atendiéndola  lo más que le permitieran. Perdió intimidad, libertad, comodidades...y todo, movido por el amor que le unió a su esposa hacia ya 60 años. 

En nombre del amor, no cabe duda, Luis realizó una auténtica proeza. Ha sido un ejemplo para todos nosotros y nos sentimos orgullosos de él.

LUPE

Más hechos en nombre del amor, en el blog de Matices

13 de agosto de 2013

Si pregunta por mí


Si pregunta por mí,
traza una cruz de silencio en tus labios.
Si pregunta por mí
dile que he muerto
que he sido en el fondo del olvido,
que soy un árbol triste
cansado de esperar.

Pero, si pregunta por mí
no le des mis palabras cálidas,
No le des mi sonrisa triste,
no le digas que todavía lloro,
que todavía su imagen está entre mis sueños,
que quisiera como tantas veces
volver en sueños a ese mundo de maravillas.

Sólo dile que he ido y no sabes dónde.

Vamos a ver,
si la ves, pregúntale,
pregúntale si su predilecto libro
entre las manos me recuerda,
pregúntale que si  sus caricias,
que han de corresponder a otro,
son aquel amor que ella me brindaba.

Si pregunta por mí, dile que he ido al infierno.

Pero...no...espera.

Si ves que en sus ojos hay, aunque sea
un poco de luz para mí,
dile, tan solo dile que venga.

MARIO BENEDETTI

2 de agosto de 2013

Este jueves, un relato: La luna

Estimados jueveros. Llevo practicamente mes y medio sin aparecer por el mundo bloguero. Temas de índole familar me han tenido ocupada en ciertas obligaciones que han hecho imposible visitar vuestros espacios y, por supuesto, publicar en el mio. Hoy, algo más liberada, acudo a la propuesta de María José, para hablaros de la luna. La luna de Valencia...





En más de una ocasión, seguramente, habréis escuchado esa frase de "quedarse a la luna de Valencia". Son varías las interpretaciones que le dan a la misma desde diferentes lugares. La versión que recibí de boca de mi padre es la que más me agrada. Lo que no quita razón a las otras...

En la Valencia Medieval, la ciudad  se encontraba amurallada y eran doce las puertas que permitian el acceso a la misma. Por las noches, y a una hora establecida -toque de queda- las puertas se cerraban y tan solo la Puerta del Real aguardaba a los rezagados nocturnos. Pero a las diez de la noche, esa puerta, también se cerraba y todo aquel que llegaba pasada esa hora, tenía que pernoctar fuera de la villa, al raso, se "quedaban a la luna de Valencia..."

De aquellas doce puertas, a día de hoy, aún se conservan las de Quart y Serrans.  Dignas de ser visitadas y admiradas.




LUPE

Más lunas en el blog de María José