20 de septiembre de 2012

Este jueves, un relato:Teatro, máscaras y apariencias.


Llevaba demasiado tiempo interpretando un papel que no era el suyo. Y se esforzaba en seguir fielmente el guión que los demás escribían para ella. Pero el peso interior que iba acumulando era ya tan agobiante que, decidida, intentó en más de una ocasión quitarse la máscara y mostrarse tal cual era en el momento preciso que ella comprendía que debía hacerlo. Tan acostumbrado tenía a su entorno a la docilidad impuesta, que no aceptaban sus tímidos cambios y se lo hacian saber sin la más ligera contemplación. Necesitaba sentirse querida y, conseguirlo, le costaba un precio muy caro. Cada vez con más asiduidad le resultaba muy costoso fingir para agradar, soportar las renuncias que se le generaban entre bastidores,  en su afligida alma. Y lo que era peor.  No comprendía el origen de ese sentimiento, esa necesidad apremiante de que le quisieran...

Una tarde, sentada junto al lecho de su octogenaria madre a quien la vida se le escapaba por momentos, recibió una confidencia que marcaría un antes y un después en su existencia. A modo de desahogo y, quizá, intentando limpiar su conciencia antes de emprender el último viaje, la anciana confesó a su hija el enorme disgusto que sintió cuando ésta,  dio sus primeros avisos de que venía en camino. Tan de improviso llegó y en tan mal momento que, incluso, intentó con métodos caseros interrumpir su vida. Sencillamente no la querían...

Desde entonces, lucha incansablemente por encontrar su sitio en este gran teatro que es la vida. Intenta huir   de utilizar incómodas máscaras que la desfiguran y se esfuerza para que se desvanezcan ciertas apariencias que de vez en cuando adopta y para nada van con ella. Quiere ser integra, mostrarse tal cual es, encontrar el gran papel de su vida, pero el que ella misma escriba...

Sigue sintiendo nerviosismo cada vez que el telón está a punto de subir. De mostrarse frente al público que, desde el patio de butacas, espera ser complacido con la representación

Aunque para ella, cada día con más fuerza, lo más importante va siendo que, cuando caiga el telón, se escuche  tan solo un  efusivo y espectacular aplauso. El suyo. 

Lupe

Más teatros, máscaras y apariencias en casa de Neo





13 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Muy bueno Lupe!...esa valentía que impulsó a tu protagonista a lanzarse al escenario de la representación como reemplazo del que venía viviendo en sus días puede bien haber surgido de esa dura verdad revelada.
Bien por ella que se animó a iniciar el camino del reencuentro con ella misma, derribando las mentiras de las máscaras impuestas.
Un abrazo y gracias por sumarte a esta convocatoria1
=)

Manuel dijo...

Querida Lipe, cuantas personas vivirán encorsetadas por esa imagen que creen deber mantener y con miedo a mostrase y actuar tal como quisieran. Tu relato en algún momento me ha recordado a un anuncio publicitario muy especial, te pongo el enlace pues si no lo conoces seguro te gustara.
http://youtu.be/-sn2-9Rcyjc
Un beso

Natàlia Tàrraco dijo...

Bajarse del escenario y subirse a la propia vida, quererse mucho cueste lo que cueste.
Aplauso al espejo, que sea posible.
Besito añado a otro aplauso.

José Vte. dijo...

Sobreponerse a los propios miedos y a esa timidez que muchas veces atenaza hasta agarrotar, es una lucha constante que muchos libran a diario. Es una lucha dura, pero que si no se vence convierte a las personas en víctimas de su propia máscara.
Buen texto y me alegro mucho leerte de nuevo Lupe.

Un abrazo

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Necesitaba ser querida, porque ni su madre la quería tener y tenía la necesidad de demostrar su valía.
Buscar el aplauso era lo mejor que le podía dar la vida.
Buen relato
Un abrazo

Fabián Madrid dijo...

Cuando no se espera descendencia y viene, si no es deseada, ese ser que nace, arrastrará durante toda la vida ese conflicto de sus padres. Muy bien reflejado.Un beso Lupe

Juan Carlos Celorio dijo...

Muy bueno, en especial el último párrafo y en especial, las últimas once palabras.
Besos Lupe. Y un abrazo a Vicente.

Anónimo dijo...

Todos tenemos necesidad de ser queridos, de ser aceptados tal cual somos. Hay algo que no comparto y es esa falta de afecto hacia el hijo no deseado. Creo que desde el momento en que el proceso se torna irreversible, es carne de tu carne y sangre de tu sangre y que por tanto no importa que fuera no deseado, ni siquiera que suponga un impedimento las posibles estrecheces económicas o de cualquier índole. Es querido como el más deseado de los hijos.
UN fuerte abrazo.

Sindel Avefénix dijo...

Hay mucha gente que necesita sentirse querida y para ello utiliza distintas máscaras para agradar.
Pero no hay nada mejor que ser uno mismo, aceptado o no, querido o no, pero ser uno mismo.
Muy buen relato.
Un abrazo.

Maria Liberona dijo...

vaya que relato... NECESIDAD IMPERANTE Y UNA DE LAS MÁS IMPORTANTES... EL SENTIRSE REALMENTE QUERIDO... CUANTAS MASCARAS Y DISFRACES PODEMOS TENER PARA ESTA GRAN OBRA DE TEATRO

ibso dijo...

Es ese el único aplauso que debiera importarnos, pero nuestro ego o nuestra necesidad de afecto nos empuja a arrancar (a veces pagando un precio muy alto), el de un público que no nos valora.
Un saludo
ibso

Matices dijo...

Es la aceptación que se busca cuando una persona no se siente querida, sin darse cuenta que ese paso es propio.. me alegro por ella, hay muchos que no lo dan nunca...

Besos, Lupe!!

San dijo...

No puede vivir siempre una vida que no es la de uno, en algun momento hay que detenerse, como en el anuncio que <manuel proponer enfrentar los miedos y comenzar a ser lo que uno es.
Un abrazo Maat, muy bien expuesto.