28 de septiembre de 2011

Bostezo



¿No te aburre asistir a esta sequía
de los sentimientos? ¿a esta
chafalonía de los vencedores?
¿al promesario de los púlpitos?
¿al fuego fatuo de los taumaturgos?
¿al odio de los viscerales?
¿no te empalagan los alabanceros?
¿la caridad de los roñosos?

¿el sesgo irónico de las encuestas?
¿los mentirosos constitucionales?
¿no te amola el zumbido de los frívolos?
¿las guasas del zodiaco?
¿el vaivén de la bolsa?
¿no te viene el deseo irreprimible
de abrir la boca en un bostezo espléndido?

pues entonces bosteza-hijo mío-bosteza
con la serenidad de los filósofos
y la cachaza de los hipopótamos.

MARIO BENEDETTI




24 de septiembre de 2011

Este jueves (sábado) un relato: Tu calle

Atendiendo la invitación del diablillo de Gus -que agradezco cantidad- me sumo al callejeo juevero.



(Clic para agrandar)

Mi calle está situada en un sector relativamente nuevo donde, en el pasado "boom inmobiliario", fueron edificándose bloques de viviendas con cinco alturas en terrenos usurpados hábilmente a la huerta.

Es una zona amplia y muy bien comunicada. El edificio donde vivo está orientado al este, lo que comporta infinidad de ventajas. Cada mañana, a través de los árboles del extenso cinturón verde que flanquea mi calle puedo contemplar la salida del sol. Observar el movimiento de los pajarillos que se han instalado en sus ramas, deleitarme con el aroma a tierra mojada que deja la lluvia, recibir con agrado el aire de Levante que algunas tardes llega hasta mi casa y al que dejo deambular libremente por ella. Desde mis balcones, presenciar una tormenta es espectacular, como lo es contemplar algunas noches la luna jugando al escondite con las nubes, o cuando luce de "llena". Un lujo.

Mi calle, acoge cada tarde en adustos bancos de madera a pequeños grupos de ancianos que se reúnen simplemente para ver pasar la vida mientras hablan de sus tiempos y sus casi olvidadas experiencias. Huele a azahar cuando los naranjos explotan de flores blancas. Un alto porcentaje de las personas que habitan en mi calle son parejas jóvenes que han ido instalando sus "nidos" en los modernos y cómodos pisos construidos. Les tengo un especial aprecio, quizá porque me sienta algo responsable de lo mal que les dejamos este cotarro que hay montado...



Los edificios guardan cierta similitud en sus fachadas, la mayoría de cara vista, pintados en tonos ocres y con balcones de todos los tamaños pero con un indicativo común, están casi siempre solitarios, rara vez ves a alguien asomado en ellos. Los tiempos cambian, y también nuestras costumbres. Algunos, exhiben preciosas plantas que engalanan y alegran el ambiente.

Al ser una zona nueva, han sido varios los comercios que han intentado subsistir pero, con la que cae, han ido cerrando sus puertas y dejando las plantas bajas tristemente deshabitadas. El último que ha partido del barrio, una verdi-amarilla sucursal bancaria que "no generaba" lo suficiente...

En cambio, el horno de mi calle funciona a las mil maravillas. Su horario es de infarto. Abre sus acristaladas puertas a las 7 de la mañana y baja la persiana alrededor de las diez de la noche. Tras su mostrador, Elena, una amable y cordial dependienta que siempre tiene la sonrisa puesta y que conoce al dedillo las preferencias que los parroquianos tenemos de los suculentos manjares que nos brinda el establecimiento. Otro clásico de mi calle es Germán. Regentaba un taller de coches pero en poco tiempo ha tenido que hacerse el ánimo de cerrar sus puertas. Primero, una dura enfermedad que afortunadamente ha superado y la dichosa crisis que nos acompaña después, han hecho que su negocio, de más de cuarenta años, se convierta en inviable. Ha ido perdiendo clientes, pero no amigos. Muchos ratos los pasa en la puerta de su taller, huérfano de coches averiados, recibiendo la visita de viejos conocidos con los que entabla entretenidas charlas.

Mi calle es bulliciosa en algunos momentos del día. Es paso obligado de alumnos de dos colegios y un instituto cercanos. Está bien señalizada y con la accesibilidad necesaria para todos los transeúntes. Los fines de semana cambia de aspecto gracias a los vecinos que, aprovechando las zonas ajardinadas, pasean y juegan con sus hijos otorgando un toque de alegría al entorno.

Como pura anécdota citar algo sorpresivo que hemos sufrido recientemente los vecinos de mi calle: la desaparición de todos los pomos y asideros metálicos de las puertas de nuestros patios. Una banda organizada-nos dicen-ha sido la encargada de efectuar las sustracciones. !Insólito!

Ha sido un verdadero placer dar este paseo con vosotros por un pedacito de mi vida diaria.

Gracias -una vez más- a Tésalo por la idea de los jueves y medio beso a Gus por su trabajo en mantenerla.


Más calles en:http://callejamoran.blogspot.com/


Maat

P.D. Provista con mis zapatillas de paseo, os visito después de comer...



22 de septiembre de 2011

En el concierto de Maná

De vez en cuando me hago un regalo. Reconozco que esta semana mi generosidad ha tocado techo: disfrutar en persona del concierto que Maná dio en el Palau Sant Jordi, Barcelona, el pasado martes. ¡Ahí es nada!

Imposible transmitir las sensaciones que se adueñan del cuerpo -y alma- de una, ante tamaño espectáculo. Pero voy a intentarlo...

Pasadas las nueve de la noche, el grupo Maná hizo su aparición en el escenario ante una multitud entregada de fans que esperaba ansiosa su presencia. Totalmente a oscuras y al son de las primeras notas musicales del recital, un universo de pequeñas luces imitaba el más exuberante de los cielos estrellados. Miles de móviles y cámaras fotográficas captaban el momento. No era para menos...

-¿Por que lloras mi amor? -¿Qué te fluye en la piel?

Eran las estrofas con las que comienza "Lluvia al corazón", el single con el que el grupo azteca da a conocer su nuevo álbum "Drama y Luz". El delirio se enseñoreó del ambiente... Con la segunda canción, "Oye mi amor"(1992), el público, ya puesto en pie, acompañaba entusiasmado a Fher en su canto. Los primeros acordes de "Manda una señal" (2006), fueron recibidos con una clamorosa ovación. Le siguieron algunos títulos de su último trabajo: El espejo, Sor María, Vuela libre paloma... De nuevo, uno de sus éxitos anteriores, esta vez "Rayando el sol" ( 1989) fue recibido con una sonora aclamación. Lo mismo ocurrió un poco más tarde con "Mariposa traicionera" (2002) y con "Corazón espinado" (1998). El enfervorizado público dejaba constancia -bien a las claras- sus preferencias, a pesar del tiempo transcurrido desde que se compusieran dichas canciones, siguen erizando la piel y emocionando hasta las lágrimas.



Llegamos a la mitad del concierto con un solo del batería Alex González que, desde una plataforma móvil que giraba constantemente y que llega a alcanzar tres metros de altura, evidenció la razón de que sea considerado uno de los mejores baterías a nivel mundial. Viéndolo actuar se entiende el apodo que le han adjudicado: "El Animal".

Concluida la intervención de Alex, el grupo se dirigió al centro del Palau, y desde un improvisado escenario en una plataforma de sonido, Fher invitó a subir a su lado a una joven, e interpretó algunas canciones más, entre ellas, una de las favoritas del público: "Vivir sin aire" (1992). Para entonces, el éxtasis dominaba a los presentes. El tiempo transcurrió sin apenas darnos cuenta y Fher se despedía de su público desde el centro del escenario. Las luces se apagaron pero nadie se movió de su sitio. Al clamor de "otra, otra", el grupo apareció de nuevo en el escenario de 60 metros de frente y 12 de altura. Los primeros acordes de "Labios compartidos"(2006) consiguieron una de las mayores ovaciones de la noche. Las voces de los 18.000 espectadores se unieron a la de Fher tatareando la letra de la canción, al igual de la que se eligió como broche de oro: "En el muelle de San Blas" (1997). ¡Fue impresionante!

Cada minuto de la actuación del, sin lugar a dudas, mejor grupo de rock en español del mundo, estuvo cuidado al detalle. Luis Pastor, el diseñador del montaje
imagino que quedaría muy satisfecho con los resultados obtenidos. Tengo entendido que el equipo técnico pesa 100 toneladas, y que se emplearon 200.000 vatios de luces y 100.000 de sonido en el espectáculo. Señalar también la importancia del trabajo de las casi quinientas personas que se encargan del traslado y montaje de todo el material y que, a la hora exacta, lo tienen todo dispuesto...

Sin duda fue una gran noche, una excelente presentación del último álbum de Maná.

-"Es un gran disco, hecho en el peor año de mi vida", le confesaba Fher a DPA, aludiendo a las circunstancias trágicas que vivió en el 201o, primero con el fallecimiento de su madre, luego el de su hermana mayor y finalmente con la pérdida del hijo que esperaba su esposa.

El proyecto de "Drama y Luz" comenzó en Junio del 2008 y culminó a principios del año en curso.

Termino con un apunte de algo que me pareció negativo a lo largo del concierto: El momento en que Fher, desde el escenario, hace un brindis y "apura" un vino. Las tasas de alcoholemia que nos están dando últimamente entre la gente joven y los males que acarrea, deben hacernos cuidar al máximo ciertas actitudes. Precisamente Maná está volcado en causas muy nobles. Ese brindis, con un buen vaso de agua y, haciendo clara alusión al problema de su escasez en ciertas partes del planeta, hubiese estado mucho mejor. Al menos, yo lo creo así.

Mis mejores deseos al grupo con su nuevo trabajo. Mi más sincera enhorabuena por el éxito de su gira española y...una petición: no tardéis cuatro años en volver.

Os dejo el vídeo oficial de "Lluvia al corazón". ¡Disfrutadlo!



http://youtu.be/p5k8BPMndao


Maat




19 de septiembre de 2011

Porque la tarde es gris


Porque la tarde es gris y todos hablan
yo escucho dilatarse un gran silencio.
Las gentes van juntando más palabras:
yo no sé de sus voces ni sus ecos.

Los árboles se alejan lentamente
entre la tibia niebla del paseo
mientras las frases caen como gotas
y apenas van cambiando los acentos.

Porque la tarde se va haciendo noche
los murmullos son más, los ruidos menos
y los pájaros se hunden en la sombra:

aún los oigo cantar, ya no los veo.
Tanto sonido inútil, derramado,
si dos palabras bastan hoy: te quiero.

JULIA PRILUTZKY

13 de septiembre de 2011

El super de las gaviotas

Apenas comienza el día, surcan el cielo en pequeños grupos tierra adentro. Desde el balcón de mi despacho las observo muchas mañanas y, aunque estaba segura que iban en busca de sustento, jamás imaginé donde dirigían su vuelo para conseguirlo. Por miles, se les puede encontrar en un vertedero de basuras próximo a la ciudad, esperando los camiones que, cada mañana, desembuchan su carga por toneladas en esa zona. Es en medio de esas basuras, las que originamos entre todos, donde ellas seleccionan sus alimentos.






Allí transcurre su día, hasta que al atardecer, emprenden el vuelo de regreso a sus lugares de origen para cobijarse de las inclemencias de la noche. Eso sí, con el estómago repleto...



Estas imágenes las captamos mi esposo y yo en ese su gran super. La última de todas nos causó sorpresa cuando las volcamos al ordenador. Al tomarla, creí que se trataba de una hermosa grulla. La distancia no me dejó comprobar que, en realidad, se trataba de una solitaria cigüeña. ¿Qué haría allí esa criatura...?


La imagen no es buena. Pero hay que tener en cuenta la distancia a la que nos encontrábamos-la cigüeña y servidora- y que el objetivo de mi cámara y yo no damos para más...

Maat

7 de septiembre de 2011

Una privilegiada

Vicente, el recepcionista del hotel donde siempre que puedo me escapo, no entendía mi insistencia en conseguir una habitación con vistas al mar.

-Pero si viviendo en Valencia puedes ver el mar todo el año, argumentaba

-Ese no es motivo para renunciar a él estos días, faltaría más..., respondí

Al parecer, los de la zona centro que en verano inundan esta playa-y que sea por muchos años- se me habían adelantado. La pantalla del ordenador aparecía repleta de cuadros rojos, lo que significaba ocupación total. Vamos, hasta las banderas. La sangre extremeña que corre por mis venas-tierra de conquistadores- me llevó a algunas estrategias que dieron por resultado el disponer, por fin, de una habitación con vistas al mar en el segundo piso del hotel...¡Lo que vale, cuesta!

Como podéis comprobar en la imagen que acompaño("clic" y la veis en mayor tamaño) la playa por la que me batí el cobre con Vicente es una pura delicia. Su arena es fina y dorada. Sus aguas están tranquilas la mayor parte del día, e incluso algunas noches, la luna se bambolea por su ondulada superficie mientras millares de estrellas titilan de pura envidia allá en las alturas. La temperatura para el baño es ideal y en la orilla, centenares de pececillos te dan la bienvenida. Apenas el sol acaba de desperezarse, los veraneantes más madrugadores pasean a lo largo de la playa disfrutando de los primeros rayos de sol, de la mullida y húmeda arena que han dejado las máquinas limpia-playas y de la agradable brisa que a esa hora acaricia la piel.

Han sido muy pocos días, pero el objetivo principal se ha conseguido. Desconectar, pasear, leer, disfrutar del mar, repasar apuntes, escribir, tumbarse a la bartola, conversar y, sobre todo, no dar un palo al agua (es decir: no ir al super, no guisar, no poner lavadoras, olvidarse del aspirador, no ir contrarreloj...) Eso son vacaciones.

Como buena observadora, una de las distracciones playeras que me llamaba la atención cada mañana la protagonizaba Samuel. Es joven, alto, de pelo ensortijado, dientes muy blancos que contrastan poderosamente con el negro de su piel. Hacia el mediodía aparecía por la playa cargado de bártulos, buscaba un lugar estratégico en la arena y, casi con mimo, iba depositando en ella su mercancía. Esponjosas toallas, vestidos frescos de algodón, blusas desenfadadas, camisas de hombre, incluso inteligentes manteles que repelen las manchas... El salero con el que trata a sus clientas y la paciencia que derrocha mientras estas se prueban una y otra prenda a pie de playa, son de admirar. La complicidad entre ellos es evidente si permaneces un poco de tiempo en el corro que forman ambos alrededor de la mercadería.

-Otro año que nos has dado plantón, Samuel. Seguro que has pasado más de una vez por Madrid y no has venido a visitarnos. Prepárate cuando te vea mi esposo. Tiene guardado un buen tirón de orejas para ti -le espetaba una rubia menuda mientras removía un montón de sufridas perchas tratando de encontrar quien sabe qué...

Samuel, cauteloso, no pierde de vista el paseo que circunda la playa. En cualquier momento, pueden aparecer uniformes azules y tendrá que salir por piernas si no quiere perder su mercancía. La venta ambulante no está permitida en la zona, pero de esos pequeños ingresos sobrevive su añorada familia que, a miles de kilómetros, lo echan de menos.

Y gracias a Samuel, aprendo a valorar un poco más todo lo que la vida me ha ido regalando.

Y para terminar, quiero relataros una experiencia muy triste que aconteció durante mis mini-vacaciones.

Era el segundo día de mi estancia en la playa. A media mañana, estaba inmersa en la lectura de mi libro de turno cuando un ligero bullicio acaparó mi atención. Una lancha zodiac emprendía veloz carrera para rescatar de las calmadas aguas a un hombre que, en pleno baño, enfermó. Ya en la arena, los servicios médicos hicieron lo indecible para recuperarlo, pero todos los intentos fueron en vano. Tapado con la clásica sábana blanca de letras azules de la seguridad social, el cuerpo de ese hombre quedó a merced del tiempo que tardara en llegar el juez de guardia para certificar su muerte y ordenar el levantamiento del cadáver. A corta distancia, la que le permitieron, su hijo presenciaba atónito todos los movimientos. Ambos estaban de vacaciones y alguien aseguró que la tarde anterior fueron de los últimos en abandonar la playa. Sin duda, la estaban disfrutando. Este acontecimiento, ya de por si triste, lo fue mucho más cuando comprobé la sangre fría que demostraron tener las personas que, debajo de sus sombrillas, permanecieron impasibles en sus sillas de playa a escasos metros del fallecido. Inexplicable.

La imagen era espeluznante. La gente que paseaba por la orilla, se detenía ligeramente ante el hombre muerto y sorprendidos, eran invitados a seguir su ruta por los policías locales que se hicieron cargo de la situación. Los jueces de guardia debían de tener-lamentablemente-bastante trabajo esa mañana, a tenor de lo que tardó en llegar el de la zona para cumplir con su misión. Pasado un buen rato, una pareja de la guardia civil fue la encargada de acompañar al difunto y de llevarlo hasta la ambulancia, una vez que el juez lo autorizó.

El contemplar al hijo que, desmadejado, se dirigía en solitario a la torre de apartamentos en los que estaban residiendo esos días me heló la sangre y me hizo recapacitar en lo tremendamente frágiles que somos. En lo importante que es tratar de vivir el momento presente con intensidad, a fin de cuentas, es lo único que importa. En un pis pas, todo termina.

Quizá por eso, la última noche salí al balcón para contemplar y deleitar con calma las vistas desde mi habitación. El cielo estaba exultante de estrellas, el mar llegaba mansamente hasta la orilla con un frágil murmullo, las luces de las torres de apartamentos se reflejaban sobre la bahía mientras danzaban al son de las débiles olas, aún quedaban algunas gaviotas sobrevolando la playa emitiendo extraños sonidos y un sutil vientecillo era portador del inimitable aroma del mar. Y es en esos momentos, cuando necesito dirigirme a ese Dios tan particular que tengo y al que acudo en ocasiones para agradecer las cosas buenas que la vida me pone al paso. Tan solo fueron siete días, pero esa noche, me sentí una privilegiada.

Maat

5 de septiembre de 2011

Para padres

Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.

Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.

Sin embargo...

En cada vuelo, en cada vida, en cada sueño
perdurará siempre la huella del camino enseñado.

TERESA DE CALCUTA



Hoy se cumple el catorceavo aniversario de su muerte. El corazón le dejó de latir el 5 de Septiembre de 1997. Tan solo hacía unos días que había cumplido 87 años. La fama de su santidad y los favores que se le iban atribuyendo dio paso a que Juan Pablo II permitiera la apertura de su Causa de Canonización.



En su recuerdo, he querido traer hasta mi blog esos intensos versos suyos con los que comenzaba esta entrada, cuyo contenido, a veces, tanto nos cuesta digerir a los padres...Me impactaron desde el mismo momento que los leí por vez primera.

Y para terminar, una de sus frases que muestra la sencillez exquisita que debía darle a su quehacer diario:

"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota."

Maat