23 de julio de 2010

Si me ves...



Si me ves cansado fuera del sendero
ya casi sin fuerzas para hacer el camino.

Si me ves sintiendo que la vida es dura,
porque ya no puedo, porque ya no sigo,

ven a recordarme cómo es un comienzo,
ven a desafiarme con tu desafío.

Muéveme en el alma, vuélveme al impulso,
llévame a mi mismo.

Y yo sabré entonces encender mi lumbre
en el tiempo oscuro, con el viento frío.

Volveré a ser fuego desde brasas quietas,
que alumbre y reviva mi andar peregrino.

Vuelve a susurrarme aquella consigna
de mi primer paso con un nuevo ritmo.

Muéstrame la garra que se necesita
para levantarse desde lo caído.

Si me ves cansado fuera del sendero,
sin ver más espacios que los del abismo,

trae a mi memoria que también hay puentes,
que también hay alas, que aún quedan amigos.

Que vamos armados de fe y de bravura,
que seremos siempre lo que hemos creído.

Que somos guerreros de una vida plena,
y todo nos guía hacia nuestro sitio.

Que un paso más con un nuevo empeño,
nos lleva a la forma de no ser vencidos.

Que el árbol se dobla, se agita, estremece,
deshoja y retoña, pero queda erguido.

Que el único trecho que da el adelante
es aquel que cubre nuestro pie extendido.

Si me ves cansado, fuera del sendero
solitario y triste, quebrado y herido,

siéntate a mi lado, tómame las manos,
entra por mis ojos hasta mi escondrijo,

y dime ¡se puede! ¡se puede! e insiste,
hasta que yo entienda que puedo lo mismo.

Que tu voz despierte, desde tu certeza,
al que de cansancio se quedó dormido.

Y, tal vez, si quieres, préstame tus brazos,
para incorporarme, nuevo y decidido.

Que la unión es triunfo cuando con el otro vamos a lo mismo,
y se puede, con el mismo brío.

Si me ves cansado, fuera del sendero,
lleva mi mirada hacia tu camino.

Hazme ver las huellas, que allá están marcadas,
de un paso tras otro por donde has venido.

Y vendrá contigo apenas te escuche
la voz insistente para un nuevo inicio.

Y abriré otro rumbo pues si te he creído,
que siempre se puede...
se puede, MI AMIGO.

(Anónimo)

15 de julio de 2010

Se deja de querer


Se deja de querer...
y no se sabe por qué se deja de querer;
es como abrir la mano y encontrarla vacía
y no saber de pronto que cosa se nos fue.

Se deja de querer...
y es como un río cuya corriente fresca ya no calma la sed,
como andar en otoño sobre las hojas secas
y pisar la hoja verde que no debió caer.

Se deja de querer...
Y es como el ciego que aún dice adiós llorando
después que pasó el tren,
o como quien despierta recordando un camino
pero ya sólo sabe que regresó por él.

Se deja de querer...
como quien deja de andar una calle sin razón, sin saber,
y es hallar un diamante brillando en el rocío
y que ya al cogerlo se evapore también.

Se deja de querer...
y es como un viaje detenido en las sombras
sin seguir ni volver,
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.

Se deja de querer...
y es como un niño que ve como naufragan sus barcos de papel,
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.

Se deja de querer...
y es como un libro que aún abierto hoja a hoja quedó a medio leer,
y es como la sortija que se quitó del dedo
y sólo así supimos...que se marcó en la piel.

Se deja de querer...
y no se sabe por qué se deja de querer.



JOSÉ ÁNGEL BUESA

6 de julio de 2010

Tormenta aquí, pero ¿y allí, dónde tú estás?


Tormenta aquí. Pero ¿y allí, donde tú estás?
¿Verás estos relámpagos que veo?
¿Oirás los truenos
con que amenaza inútilmente el cielo
a las estrellas que están detrás imperturbables?
¿Te llorará la noche,
como me llora a mí, mi soledad,
con lágrimas prestadas
y vendederas, lluvia por la frente?
Tus oídos, mis oídos,
tus ojos y mis ojos
¿estarán enlazados
por estos hilos vívidos que tienden
rayo y trueno a través de la distancia?

No. Deseo que estés suelta.
Deseo que tu noche sea pura,
que tu mirada pueda
vacilar, escogiendo lentamente
la estrella favorita
que esta noche te va a servir de almohada.
Ojalá lo que oigas
sea el revés del trueno,
el sonoro silencio
donde se escucha lo que no se dice
y se quiere decir o que nos digan.

No, no nos quiero unidos
a costa de que sientas
temblar el mundo como yo lo siento.
Ojalá te rodee
la paz que se merece tu mirada,
y en ti la guardes para mí.
Y que cuando mañana nos veamos
y se encuentren tus ojos con mis ojos
tu recuerdo derrote a mi recuerdo
como derrota el ángel a la sombra.
Y que en el día nuevo
sea tu cielo el que nos acompañe.

PEDRO SALINAS

2 de julio de 2010

Una montaña sagrada

Hoy, una amiga me ha enviado este vídeo en un mail. Os invito a verlo y que cada cual saque sus propias conclusiones.

A pantalla completa y sin luces de ambiente, es impresionante.






Maat