30 de septiembre de 2009

Robo de datos a domicilio


Esta claro que vivimos en el país de la picaresca y que estamos en plena era del "todo vale". Cada una de las precauciones que tomemos para que no nos estafen son pocas, y aún así, lo hacen. O por lo menos lo intentan. Ayer, un joven trajeado oliendo a perfume caro y con muy buenos modales llamó a la puerta de mi casa. Le observé unos segundos a través de la mirilla y como buen vendedor de puerta fría imaginó que yo estaba allí. O mi vecina, a la que había llamado un poco antes . Levantando la voz y para quien quisiera oírlo anunció:

-Soy de la empresa.... (y pronunció el nombre de mi suministrador de gas)

Ante la familiaridad del nombre cometí el error de abrir mi puerta.

-Buenas tardes señora. Soy de la empresa....y quería hacerle "sólo" una pregunta. ¿Recibe usted todavía la factura del gas con este dibujito?

A la vez que me formulaba la pregunta me mostraba una factura idéntica a la que yo recibo mensualmente.

Asentí. Ya no era una pregunta tan solo. Había más.

-Pues si aún recibe ese formato es que no le están aplicando el descuento...

-¿Puede decirme si en su factura aparece este 3.1 ?

Ya me había enredado. Ahora tocaba ausentarme a buscar mi factura y dejarlo allí plantado con mi puerta abierta o, casi peor, facilitarle la entrada en mi hogar.

Dentro de la tontuna tuve un poco de lucidez y le propuse que cuando terminara de visitar a mis vecinos volviese y para entonces yo la tendría preparada...

Lo que hice fue llamar por teléfono a mi empresa suministradora y preguntarles si un agente suyo podía estar pasando una oferta de mejora de condiciones por mi barrio.

Me pidieron que les explicara lo que había hablado con el supuesto agente. Al decirle que este, necesitaba saber algunos datos del titular de mi factura para aplicar unos descuentos, la señorita que me atendía, con la mayor de las amabilidades ataviada de cierta sorna me explicó:

-Nosotros, como empresa suministradora de ustedes, tenemos todos sus datos en nuestros ficheros. No necesitamos acudir a su puerta a pedírselos. Ningún agente nuestro hace ese "trabajo". Alguien está tratando de obtener información de usted con engaños...

La lógica era aplastante. Me habían echado el anzuelo del "descuento" y casi me hicieron "picar".

Le deseé la mejor de las tardes a mi aclaradora de ideas y esperé...

A los pocos minutos el timbre de mi puerta volvió a sonar.

-¿Tiene usted ya preparada la factura?

-Ni yo tengo la factura preparada ni tú eres de la empresa que me has dicho. No me gusta que me engañen, y menos, que vengas hasta mi casa a molestarme.

El joven, muy bien entrenado, ladeando la cabeza y con gesto picarón muy lejano al mosqueo, me respondió:

-De verdad, ¿no le interesan mis descuentos?

Con un solemne NO cerré mi puerta.

Y como una es así de tontorrona aún sentí lástima por él. Mi cabreo lo dirigí a la empresa que lo tiene contratado y que es la que le obliga a hacer las cosas así de mal. Porque detrás de toda esa parafernalia hay otra empresa de gas, intentando pescar clientes como sea. Aunque sea fraudulentamente; y valiéndose de unos jóvenes que necesitan abrirse camino en el mundo laboral, a los que hacen creer que un buen traje, un perfume caro, y una forzada sonrisa, cubren objetivos. De pena.

Maat






28 de septiembre de 2009

El seminarista de los ojos negros


Desde la ventana de un casucho viejo
abierto en verano, cerrado en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubios cabellos
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello
y que por la espalda casi roza el suelo.

Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto...
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.

Él, sólo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello,
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.

Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.
Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo,
la tal salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.
Pero no ve a todos: ve sólo a uno de ellos;
su seminarista de los ojos negros.

Cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa a la niña que pide aquel cuerpo
en vez de sotana, marciales arreos.
Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirle: "¡Te quiero; te quiero!,
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero.!"

A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

En una lluviosa mañana de invierno
la niña que alegre saltaba del lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.
Un seminarista sin duda era el muerto,
pues cuatro, llevaban a hombros el féretro
con la beca roja por cima cubierto,
y sobre la beca, el bonete negro.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos,
los seminaristas iban en silencio,
todos en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.
La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos...
Tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...
el seminarista de los ojos negros.

Corrieron los años, pasó mucho tiempo...
y allí en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.
La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.
Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
del seminarista de los ojos negros.

MIGUEL RAMOS CARRIÓN


27 de septiembre de 2009

Invitados

Ayer, mi familia estaba de fiesta. Era el día elegido por la pequeña de mis sobrinas y su novio para contraer matrimonio. A las 6 de la tarde y, todo lo guapos que la ocasión requería, familiares y amigos nos concentramos a la puerta de la Iglesia dónde iba a celebrarse la ceremonia.

Unos minutos antes de llegar la novia, tuve ocasión de saludar y cambiar unas palabras con su futuro esposo.
- ¿Todo bien?, le pregunté
-Un poco nerviosete y emocionado de veros a todos aquí...
Le contesté que era lo que "tocaba" en esos momentos y, que procurara disfrutar al máximo cada uno de los minutos siguientes. Me dedicó un gracioso guiño de asentimiento y observé como el vehículo que nos traía a la novia, estacionaba delante de nosotros. Me emocioné al verla bajar del coche, estaba radiante; parecía que casi no habían transcurrido los años desde que mi esposo la tuvo en sus brazos recibiendo las aguas bautismales. ¡Cómo pasa el tiempo!

Casi la totalidad de la comitiva pasamos al templo para verla entrar. Era una de sus ilusiones, que todos la esperáramos en nuestros bancos cuando ella hiciera, del brazo de su padre y padrino, el camino hasta el altar. La prioridad era absoluta.

El resto, se quedó en la puerta. Para ellos, el estar invitados a una boda no incluía la asistencia a la ceremonia religiosa. Esperarían allí ...

Todos en pie, aguardamos al sacerdote; llegó y ocupó el centro del altar, en silencio. Se sucedieron unos incómodos minutos que a mí se me hicieron eternos. Imagino que como a la mayoría de los asistentes. El oficiante permanecía silente, oteando al frente. Comenzamos a mirarnos unos a otros extrañados por su actitud. Pero estaba claro. Simplemente esperaba a que hubiese silencio total para comenzar la ceremonia. Las voces de los invitados al otro lado de la puerta lo estaban impidiendo. Me pareció excesiva la medida, especialmente pensando en los novios y en el mal rato que estarían pasando, ensombreciendo un tanto la ilusión con la que habían llegado hasta allí. Alguien salió del templo a pedir un poco de cordura a los bulliciosos y ¡por fin! comenzó el acto.

El rito consistió únicamente
en la administración del sacramento del Matrimonio. Dos lecturas y el Evangelio seguido de una plática dedicada a los contrayentes, fue el preámbulo al casamiento de la joven pareja. La voz del sacerdote, pronunciando su enhorabuena a los recién casados, ya nos llegaba con dificultad ahogada de nuevo por el bullicio de los invitados del otro lado de la puerta. Poco a poco habían ido subiendo el tono.

Cuando salimos al exterior, el alma se me fue a los suelos. Un buen número de amigos de los novios les esperaban practicando el "botellín" a las puertas del templo. Y lo he escrito bien, botellín. Era lo que la mayoría lucía en una de sus manos, enzarzados en charlas y risas diversas. Jamás había presenciado algo parecido. Por una parte, traté de comprender que hubiese quien no le apeteciera entrar en una iglesia. Pero el culto ese a la botella entre algunos jóvenes, me cuesta entenderlo y, en el fondo, lamento que para divertirse la encuentren imprescindible. Hasta en la puerta de una iglesia.

El resto de la tarde-noche-madrugada fue perfecto. Todo salió a pedir de boca. Y nunca mejor dicho. Un exquisito menú nos deleitó en medio de un agradable ambiente y de unos incesantes "que se besen", "que se besen", a los que los novios accedían complacientes.

Abandoné el salón cuando una numerosa fila de invitados serpenteaba entre las mesas al compás de una conga. Incluídos los de la puerta...

¡Qué seáis muy felices pareja!

Maat




24 de septiembre de 2009

Poema del renunciamiento


Pasarás por mi vida sin saber que pasaste
.
Pasarás en silencio por mi amor, y, al pasar,
fingiré una sonrisa, como un dulce contraste
del dolor de quererte...y jamás lo sabrás.

Soñaré con el nácar virginal de tu frente;
soñaré con tus ojos de esmeralda de mar;
soñaré con tus labios desesperadamente;
soñaré con tus besos...y jamás lo sabrás.

Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca...y jamás lo sabrás.

Yo te amaré en silencio, como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos...y jamás lo sabrás.

Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
-el tormento infinito que te debo ocultar-,
te diré sonriente:"No es nada...Ha sido el viento".
Me enjugaré la lágrima...¡y jamás lo sabrás!

JOSÉ ÁNGEL BUESA



23 de septiembre de 2009

Trescientos metros cuadrados

Es la primera noticia que he escuchado esta mañana. En una extensión de trescientos metros cuadrados y con la ayuda de georadares, han comenzado la búsqueda de los restos mortales de Federico Garcia Lorca. No voy a entrar en más comentarios sobre esta noticia pues cada cual, como adultos que somos, tenemos una idea formada sobre el tema. Y precisamente por eso, por ser ideas divergentes, omito mi interpretación del asunto. Respeto para todos.


Lugar donde se supone se encuentra la fosa el poeta.



Hoy, me ha apetecido traer a mi blog uno de sus poemas. En su recuerdo. Y con el deseo de que estos y aquellos, unos y otros, - por fin- le dejen descansar en paz.


A L B A

Mi corazón oprimido
Siente junto a la alborda
El dolor de sus amores
Y el sueño de las distancias.
La luz de la aurora lleva
Semilleros de nostalgias
Y la tristeza sin ojos
De la médula del alma.
La gran tumba de la noche
Su negro velo levanta
Para ocultar con el día
La inmensa cumbre estrellada.

¡Qué haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
¿Por qué te perdí por siempre
En aquella tarde clara?
Hoy mi pecho está reseco
Como una estrella apagada.

Granada, Abril de 1919





21 de septiembre de 2009

La enfermedad del olvido

El 21 de Septiembre fue elegido por la OMS como el Día Internacional del Alzheimer, también conocida como la "enfermedad del olvido". En España se calcula que actualmente hay al menos 600.000 perjudicados por esta dolencia, aunque no hay un censo específico que lo constate. Según declaraciones del doctor Guillermo García Rivas, de la Sociedad Española de Neurología, más de un 30% de los afectados por el Alzheimer en nuestro país, carecen de un diagnóstico formal de la enfermedad, ya que los pacientes llegan demasiado tarde a la consulta.

Un poco de historia.

En Noviembre de 1901 ingresó en el hospital de enfermedades mentales de Frankfurt una paciente de 51 años cuyo nombre era Auguste Deter, con un llamativo cuadro clínico de 5 años de evolución. La paciente había sufrido una rápida y progresiva pérdida de la memoria acompañada de alucinaciones, desorientación en tiempo y en espacio, trastornos de la conducta y una grave dificultad en el lenguaje. Falleció el 8 de Abril de 1906 por una septicemia. Su cerebro fue enviado a Alois Alzheimer que procedió a su estudio. Como resultado del mismo, el 4 de Noviembre de 1906 presentó un trabajo con el título:" Una enfermedad grave característica de la corteza cerebral", y que se hizo público en 1910. En dicho año se la designa como "Enfermedad de Alzheimer" (EA). Consiste en un deterioro físico y mental progresivo. La deficiencia más notable en los afectados es la pérdida de memoria, que presenta una dificultad en recordar hechos recientemente aprendidos, y una incapacidad notoria para adquirir nueva información. Les es imposible establecerse metas, formar planes y programas, iniciar actividades, realizar operaciones mentales y, seguir desempeñando tareas rutinarias; tales circunstancias les llevan a una incapacidad absoluta.

El origen del mal de Alzheimer no se conoce suficientemente por ahora, aunque se sabe que forma parte del grupo de demencias y que está producido por la pérdida continúa e irreversible de la funcionalidad de las células cerebrales.

Afortunadamente, dos grupos de científicos, uno en el Reino Unido y otro en Francia, han dado un gran paso adelante en la investigación del Alzheimer al identificar tres nuevos genes relacionados con este mal, lo que podría reducir en el futuro hasta en un 20% las tasas de incidencia de esta enfermedad. Se trata del mayor avance logrado en la investigación en los últimos 15 años, que según sus descubridores, neutralizando la actividad de estos genes se podrían prevenir en un país como el Reino Unido (61 millones de personas) 100.000 nuevos casos al año de la variante más habitual del Alzheimer, la que se sufre a edad avanzada.

Los 10 signos de alarma de la enfermedad que difunde la Alzheimer's Association de los Estados Unidos son:

* Pérdida de memoria que afecta a la capacidad laboral.

* Dificultad para llevar a cabo tareas familiares.

*Problemas con el lenguaje.

*Desorientación en tiempo y lugar.

*Juicio pobre o disminuido.

*Problemas con el pensamiento abstracto.

*Cosas colocadas en lugares erróneos.

*Cambios en el humor o en el comportamiento.

*Cambios en la personalidad.

*Pérdida de iniciativa.


Desgraciadamente, esta enfermedad se ha cruzado en la vida de un familiar de mi esposo y a quien vamos a tener que cuidar nosotros. Por eso me he dedicado ya a investigar a qué voy a enfrentarme y algunos de esos datos os lo he traído hasta aquí por si a alguien puede interesarle. ¡Ojalá que no!

Como nota simpática, dentro del preocupante tema de esta dolencia, añadir que una de las recomendaciones médicas para poder controlar algunos factores de riesgo de contraer la enfermedad es la participación en actividades intelectuales y de esparcimiento, como juegos de mesa, sopas de letras, baile...

Para terminar, deciros que los médicos que atienden a estos pacientes aseguran que es primordial para el enfermo que a su alrededor encuentre siempre cariño. Que tengan la seguridad que las personas de su entorno que les cuidan, les quieren. Eso, parece que suaviza el difícil camino que tienen que recorrer.

Pues...a quererles. Un poco más.

Maat

Fuentes:
http://www.afav.org/
http://www.hipocampo.org/alzheimer.asp
http://www.lasprovincias.es/valencia/

20 de septiembre de 2009

Dame tu brazo, amor


Dame tu brazo, amor, y caminemos,
dame tu mano y sírveme de guía.
Ya no quiero saber si es noche o día:
mis ojos están ciegos. Avancemos.

Dame tu estar, amor, en los extremos,
tu presencia y tu fiel sabiduría:
por los caminos de la sangre mía
ya no sé si es que vamos o volvemos.

Y no me digas nada. No es preciso.
Deja que vuelva al pórtico indeciso
desde donde no escucho ni presencio.

Todo fue dicho ya, tan a menudo,
que ahora tengo miedo, amor, y dudo
de aquello que está al borde del silencio.

JULIA PRILUTZKY



18 de septiembre de 2009

Amistad

Hoy, vamos a desencapotar un poco el cielo...

Para vosotros, por las muestras de cariño que dedicáis a mi blog. (Y a mí)




Besotes y bikiños.

Maat

15 de septiembre de 2009

La tarima del profesor...

Hay días que me impongo no mirar a la caja tonta. Por muy plasma que sea. Pero como hay que estar informada y vivir en el mundo que toca, de vez en cuando, me doy una licencia. Y hoy concretamente, me he alegrado de ver un telediario-que ya es mérito-
La noticia en cuestión la daban con imágenes de Esperanza Aguirre mientras que una voz en off anunciaba que Madrid prepara una ley para reforzar la autoridad de los profesores. Y me parece divino. Casi milagroso, vamos, que lo consigan. Hemos recorrido demasiado camino como para retroceder. Pero después de trabajar varios años en un colegio-en las oficinas- todo lo que se les ocurra para mejorar el "status" del profesorado me va a parecer bien.

Escuchando la noticia, algo me ha llamado la atención un poco más...Se hablaba de la necesidad de que la mesa del profesor tenía que "volver" a estar más elevada que la de los alumnos. Y por si no lo había entendido bien-no daba crédito-me he sumergido en Internet intentando completar la información. Y era cierto. Parece ser que en una visita a un colegio público, Esperanza se dio cuenta que la mesa del profesor está a la misma altura que la de los alumnos y eso no es -ahora- conveniente. El razonamiento prefiero omitirlo. Aunque está en la noticia de Europa Press para todo aquel que guste leerlo.

No he podido evitarlo. Una ráfaga de melancolía ha invadido mi alma. Y me he dejado llevar. Evocar mis aulas en el colegio de religiosas donde cursé estudios ha sido muy sencillo. Y placentero. Allí existían tarimas. La mesa de la monja docente descansaba sobre una reluciente base de madera de pino desde la que se dominaba la visión de todos los pupitres y a sus ocupantes. Hasta los de las últimas filas; no se les pasaba ni la más insignificante trastada. La prohibición de poner un pie en la lustrosa tarima era patente. Tan sólo se nos permitía sentarnos en ella cuando el día lo llevábamos un pelín torcido y había que aplicarnos alguna medida disciplinar. Castigadas en ese lugar recapacitábamos rápido. Todo lo necesario con tal de no permanecer mucho tiempo a la altura -casi- del suelo de la clase. Y sin traumas, oye.

Buscando alguna imagen para acompañar mi entrada he encontrado una especial. Tiene el sabor peculiar de las fotografías en blanco y negro. No le falta detalle. Hasta tiene una valla borneada que delimita muy bien la zona del profesor...


Lo único que no me encaja es la botella. Pero no dudo que alguna misión estaría cumpliendo. ¡Vaya usted a saber! Y como estoy ahora mismo enclavada en aquella época no voy a hacer preguntas. Entonces nos lo creíamos prácticamente casi todo. Y la verdad, no hemos dado mal resultado...

A ver si hay suerte y elaboran pronto esa ley. Y la aprueban. Y se pone en práctica.

Pero no nos engañemos. La solución al problema de algunos de nuestros jóvenes empieza muchos años antes, en sus hogares. Está en las manos de sus padres y en los límites que no les ponen. Ahí está el quid.


Maat

13 de septiembre de 2009

Mi Sorolla desconocido

El pasado viernes tuve la suerte de poder visitar en el Mueso del Prado, Madrid, la Exposición Joaquín Sorolla 1863-1923. Y digo suerte, porque desde que se inauguró dicha muestra el 26 de Mayo pasado, hasta hoy que concluye, han sido muchas las personas que no han podido admirarla por falta de entradas, agotadas hace bastantes días, a pesar de haber prorrogado una semana la exposición. Tengo que reconocer que siempre he relacionado su pintura con la luz de las playas de Valencia -que nadie ha sabido plasmar mejor que él en los lienzos - y su maestría al utilizar los tonos blancos. Pero de los 102 cuadros que nos han deleitado en el Prado, quiero hablaros sobre todo de dos que, para mí, fueron perturbadores y completamente sorpresivos.

El primero de ellos se trata del titulado: "Otra Margarita", 1892, óleo sobre lienzo de 130 x 200 cm, y que ha llegado a Madrid desde el Museo Washington University Gallery of Art, en San Louis.

En él encontramos a una joven presa y esposada que es custodiada por dos guardias civiles, acusada de dar muerte a su hijo recién nacido fruto de un amor prohibido. Lo que realmente me llamó la atención de este cuadro fue los semblantes de sus personajes. Ella, con el rostro avergonzado, temeroso y con la mirada triste y perdida. Sus guardianes, sin ningún rasgo caracteristico de quien ostenta el poder, más bien se dibujan en sus facciones la comprensión y misericordia. En 1893 recibió el Primer Premio en la Exposición Internacional de Chicago. Según algunas crónicas del lugar, se asegura que muchos de los visitantes que admiraron esta obra, llegaron a las lágrimas.
En 1895, se le otorgó el Primer Premio en la Exposición de Bellas Artes de Madrid.

El segundo que os quiero comentar es el titulado: "Trata de blancas", 1895, óleo sobre lienzo 166'5 x 195 cm y que pertenece al Museo Sorolla de Madrid.



En esta pintura, Sorolla nos muestra a un grupo de jóvenes que, en un ambiente agobiante y escaso de tamaño, dormitan bajo la atenta mirada de una vieja alcahueta que no duerme, camino de un destino atroz. Destacan los blancos de las faldas de las muchachas, en contraste con la luz y el color del resto del cuadro.

Estas obras se encuadran dentro de la llamada pintura social que realizó Sorolla y ambas transcurren en un vagón de ferrocarril de tercera en el Grao, puerto de Valencia. En ellas, el artista quiso plasmar las luces con las sombras y todo el ambiente del lugar lo más veraz posible. Sin duda lo consiguió.

Este extraordinario conjunto de 102 pinturas pertenecen a treinta grandes museos, colecciones privadas y públicas de México, Cuba, Estados Unidos, Francia, Italia, Inglaterra y España. Abarca desde las que comenzó a pintar en los años de su formación en Valencia y Roma, hasta las últimas que pintó en el jardín de su casa-taller en Madrid, lugar en el que sufrió el ataque de hemiplejía que puso fin a su creación pictórica.

A partir de contemplar esta exposición, admiro un poco más -si cabe- a este inconfundible e insuperable pintor de la luz.

Una visita, sin duda, inolvidable.

Maat

10 de septiembre de 2009

Hojas caídas


No recuerdo ningún principio de Septiembre con tantas hojas caídas de los árboles como este año.
Es una estampa que solemos ver entrado el otoño. Por eso, no dejo de sorprenderme - en mis marchas matutinas contra el colesterol- de la cantidad de ellas que me encuentro a mi paso por el cinturón verde que transito con los segundos rayos del sol. El ligero viento de la mañana las va apilando en un intento de que, juntas, soporten mejor el final de su existencia. Y no deja de ser una imagen triste.


Y triste es como me encuentro yo esta noche. Hace un rato, estaba haciendo recuento de la jornada, mientras escuchaba una música especial que guardo para estas ocasiones y, que me "ducha" por dentro. Es curioso. Nada de todo lo que me ha producido esa pesadumbre a lo largo del día, tiene que ver directamente conmigo. Pero sí con personas a las que quiero un montón. Hoy, he conversado con varías de mis amigas. Ninguna de ellas me ha participado ninguna alegría. Al contrario. Es como si nos estuviéramos contagiando unos a otros de una gripe de desaliento, de mal humor, de cabreo generalizado y, de no saber ya adónde dirigir nuestra atención. He intentado repartir ánimos y un poco de alegría, pero ahora mismo estoy desfondada.

La guinda del pastel la ha puesto la visita que he realizado con una tía de mi esposo al Neurólogo.
El diagnóstico ha sido claro. Alzheimer en su primera fase. Ella y su esposo sólo nos tienen a nosotros y el acobardamiento hacia lo que nos espera ha podido conmigo.

Pero sé que no es bueno llevarme todo esto a la cama. Y para contrarrestar, he buscado todo lo positivo que a lo largo del día se ha ido intercalando con todo lo demás y, que agobiada por las circunstancias, no he sabido apreciar. Y poco a poco, he ido encontrado mucho. Lo suficiente para no dejar que lo adverso pueda más.

Ahora mismo-y como ejemplo-voy a centrar toda mi atención en algo positivo que voy a vivir en pocas horas. La visita en el Museo del Prado a la exposición de Joaquín Sorolla. Tenemos las entradas reservadas hace cosa de un mes y voy a intentar disfrutar del viaje. Me hará bien.

Como me ha hecho bien el pasar un rato aquí, en mi blog, preparando esta entrada para los que tenéis la deferencia de visitarme. Gracias por estar ahí.

Mañana...será otro día. Y, seguramente, podremos con él.

Maat

8 de septiembre de 2009

Ahora les toca a ellos


Los centros escolares de mi Comunidad han abierto hoy sus puertas. Se terminó el tiempo de holganza para nuestros niños y ahora comienzan las vacaciones para muchos de sus abuelos. Su labor es callada, en ocasiones inadvertida, casi ignorada, pero la realizan con ilusión, movidos única y exclusivamene por el amor a sus hijos y a sus nietos. Casi nadie la nombra. Pero está ahí. Todo el curso. Y en vacaciones, a tiempo completo.

Una de mis hermanas, que tiene a su cargo tres nietas de 2, 6 y 8 años-desde que a sus madres les cumplió el permiso de maternidad- de vez en cuando reza: "Cómo los abuelos dijéramos "se acabó", la economía del país iba a resentirse". Y aunque nos reímos al escucharla, no deja de tener toda la razón. Por eso, desde este rincón de la blogosfera, quiero reconocer la importancia de su esfuerzo, que lo es, y dedicar mi espacio de hoy a ellos.

Este verano he tenido la oportunidad de comparar dos formas de vida completamente distintas para un buen número de abuelos de nuestros días. En el mes de Julio, visité en varias ocasiones a mi hermana que, con su marido y sus tres nietas, ocuparon un apartamento en la playa para intentar pasar el mes lo mejor posible, ya que sus padres trabajan. Lo que un pareja de abuelos puede dar de si en una jornada completa al cuidado de sus nietas es fácil imaginar. Pero costoso de llevar a cabo. Tanto mi hermana como su esposo lo tenían todo programado y cada cual, asignados sus cometidos. Añadir que mi cuñado, acaba de superar un cáncer de colon y cumple con su "misión de abuelo" como un jabato.

Desayunos, piscina, aseo, comida, siesta, paseos vespertinos, cena, lectura de cuentos y...descanso. Poco más o menos, ese era el programa diario y todo lo que conlleva la realización de cada uno de los apartados. Tela.

El único rato al día que suponía un poco de relajo era por la tarde. Cuando el calor lo permitía, varias familias se reunían en un coqueto jardín de la comunidad de vecinos donde los críos jugaban a placer y las abuelas intercambiaban sus cuitas.

Por otro lado, en Agosto, pasé una semana en una ciudad residencial construida para personas mayores de 55 años, condición indispensable para poder adquirir las viviendas que están a la venta. Aunque está inaugurada hace pocos meses, ya hay apartamentos vendidos. El perfil de los residentes pertenece a personas extranjeras, jubilados o pre-jubilados que, con una buena pensión y unos buenos ahorros, han decidido abandonar sus paises y afincarse en España para "disfrutar" los años que les queden de vida. Y destaco el verbo, porque eso es lo que hacen cada día. Disfrutar.

Los apartamentos gozan de todas las comodidades. Y en el complejo disponen de atención médica las 24 horas del día, servicio de limpieza a domicilio, lavandería, catering, transporte, vigilancia, piscina, spa, fitnnes, salón de actos, talleres de manualidades y pintura, biblioteca, centro social, restaurantes, bares y una amplia zona de copas, donde cada noche hay una actividad lúdica diferente.

La jornada de estos abuelos nada tiene que ver con los "nuestros". Cada hora del día es para ellos mismos. Para sus cuerpos serranos. Y muchos tienen también hijos y nietos, pero en sus países de origen... Mi esposo entabló un día una chapurreada conversación con un señor escocés, quien le hizo saber que tanto él como su esposa, estaban encantados de vivir en España. Ya conocían algunas comunidades y su deseo era conocer el resto. Lo tienen muy bien montado.Simplemente, tienen otro estilo de vida. Otra cultura.

Recuerdo que una noche, sentados en el jardín del apartamento que teníamos alquilado, hablando con mi esposo de este tema, le pregunté qué pasará cuando estas personas, lejos de los suyos, se hagan más mayores, lleguen las enfermedades, los ingresos hospitalarios, el final para uno de ellos...

-Tranquila. Ni lo pienses. Nosotros no vamos a comprar ningún apartamento aquí-

Es así de práctico el hombre.

¡Feliz descanso, abuelos! (Si os dejan)

Maat.






7 de septiembre de 2009

En la playa


Intuyendo que era uno de mis últimos días de playa de la temporada, me dispuse a disfrutarlo al máximo. Con todos los bártulos playeros me coloqué cerca del borde del mar; es la zona más segura para dejarte acariciar por esa tenue brisa con aroma a sal que, a veces, circula al compás de las pequeñas olas que, llegan a la orilla dibujando caprichosas puntillas en la arena. Desde esa posición, observar el juego de los rayos del sol con las ondulaciones del mar es un espectáculo único.

Un buen número de personas trajinaban por la ribera del mar en ambas direcciones deseosos de que el sol, dejase más huellas morenas sobre sus pieles. Apareció entre ellos y, enseguida, captó toda mi atención. Pequeño, ligeramente encorvado y, apoyándose en un gastado bastón, un hombre se acercaba entre los paseantes luciendo un atuendo peculiar. Pantalón largo remangado a la altura de las rodillas, camisa a modo de turbante en la cabeza y, unas playeras atadas por sus cordones surcando pecho y espalda desde el hombro. Su porte denotaba muchas horas trabajadas al aire libre. Su andar-a pesar de una grácil cojera- era decidido. Ni a sus pies, ni al de la garrota que le acompañaba, les frenaba los miles de pedacillos de pechinas rotas que alfombraban su paso.

Ajeno a todos los que se cruzaban en el camino, con la mirada perdida en su horizonte, parecía querer devorar el tiempo. Y todo ese conjunto me produjo ternura y el deseo de tener las mismas ganas de vivir cuando alcance su edad...si llego.

Maat

5 de septiembre de 2009

La nube


Como el alma de un río,
como el sueño de un árbol,
la nube por el cielo
desdeñosa avanzando
desprecia las miradas
amorosas del campo.
Perderá su hermosura
deshaciéndose en llanto
cuando su amor conceda
a la sed de unos labios.
No te entregues, blanquísima
virgen de los espacios,
que tu amante es el polvo
y tu amor será barro.

MANUEL ALTOLAGUIRRE

4 de septiembre de 2009

Gripe A

En el blog de Ardilla, encontraréis con fecha de hoy una interesante entrada sobre la mal temida Gripe A. Si os apetece, dedicarle unos minutos...


http://ardilla-roja.blogspot.com/2009/09/gripe-es-tanto-como-lo-pintan.html


Maat

En mi cielo



2 de septiembre de 2009

No beses, no des la mano, di...¡hola!

Ya estoy un poco hasta la pamela de oír y leer estupideces en los últimos días. Ayer, en un momento de ofuscación mental, fruto de una "jartá" de boberías que ya había sufrido viendo un programa matinal de televisión, decidí romper mis relaciones con cualquier medio de comunicación de los que diariamente permito la entrada en mi casa. Afortunadamente, la lucidez volvió de inmediato a su sitio y pensé que lo que debía hacer, era seleccionar mejor las fuentes a las que acudo cada día buscando información. Pero ese, en realidad, tampoco era el problema. La frase que ayer me sacó de mis casillas la podía haber escuchado en cualquier cadena de televisión, de radio o leer en el noticiero de turno que hubiese llevado ante mis ojos, fuese del color que fuese. Y mira que en esto de la prensa (vista, oída y leída) se les ve claramente el color. Cada día, más.

Pues bien, la frase en cuestión nos recomienda que hacer para salvar uno de los escalones que nos puede llevar hasta la AH1N1, (en cristiano, gripe A) que nació como "gripe porcina" y que la OMS ha re-bautizado con esa mezcla de letras y números algo complicadillo de vocalizar.
La frase, es todo un desperdicio:

"No beses, no des la mano, di hola."

Y se quedan tan a gusto. Y nos llega desde las alturas. Nada menos que desde el Ministerio de Sanidad. Para mi, se ha convertido en el misterio de la no Santísima "Trinidad" del siglo XXI. Porque vamos a ver. A partir de hoy, cuando llegue mi esposo a casa, no le dejo que se me arrime para saludarme, a lo sumo, y si viene muy eufórico, le dejo que me mande un beso con la mano, pero a distancia... Cuando lleguen mi hijo y mi nuera que comen varios días a la semana con nosotros, ya he pensado que eso de decir ¡hola! sólo con la mano queda un poco triste. Voy a confeccionar unas banderas de varios colores. Si el día ha ido bien, a la vez que les dedico el aconsejado solitario ¡hola!, zarandeo una bandera azul. Si la cosa está que trina, les recibo con una bandera roja y si el tema se encuentra entre Pinto y Valdemoro, enarbolo la de color amarillo. O sea, que se anden con precaución. Por si acaso. Y de tirón, les invito a pasar al cuarto de baño a lavarse las manos que, parece, se han convertido en la más directa vía de contagio. ¡Válgame el cielo!

Lo de casa, más o menos, lo tengo controlado. Pero... ¿Y en la vida diaria? Sólo hay que hacer un recuento de lo que nuestras manos trajinan a lo largo del día y la infinidad de objetos comunes que tocamos en el transcurso de la jornada. De acuerdo. No le estrecho la mano a mi director de banco cuando entro en su despacho a decirle que se están pasando veintidós pueblos en los gastos que me aplican a los movimientos de mi sufrida cuenta. Pero al entrar en la entidad he tocado el cogedor de la puerta, la butaca en la que me he sentado, y de paso, al poner al día mi libreta de ¿ahorro? en el cajero automático, he compartido teclas, pantalla táctil y, encima, como no estoy todavía mentalizada, he osado apoyar mi mano en su repisa, porque para aguantar estoicamente que la maquineja vierta todos los pagos pendientes en sus hojas, hay que estar bien apuntalado. ¡Cómo le cunde! Y me pregunto. ¿Salgo ya contagiada por alguna de las cosas que he tocado a pesar de haber cumplido con la recomendación de no dar mi mano al director?

¡Por favor, señores, déjennos vivir en paz! Y sean más honestos. No siembren nuestros días de incertidumbres. Porque es lo único que consiguen. Ofrezcan información veraz y apliquen soluciones convenientes. Ustedes, casi lo pueden todo.

Tengo que reconocer que, al principio de saltar el tema, no me lo tomé demasiado en serio. Cuando escuché las primeras noticias sobre la gripe porcina, instintivamente, la relacioné con la no muy lejana en el tiempo gripe aviar. Y también recordé lo de las vacas locas. Y pensé, más de lo mismo pero con otro nombre. Terminará igual que todo lo anterior. Pero esta vez, poco a poco, me ha ido intranquilizando el asunto. El colmo para mis entendederas fue la visita que las señoras Ministras de Sanidad y Defensa, realizaron hace pocos días al Centro Militar de Farmacia de Defensa de Burgos, enfundadas en estricto vestuario aséptico. Allí y custodiado por el ejército, se está fabricando el único medicamento que puede combatir el virus de la gripe A. Nada menos que 9 millones de dosis por mes. Y en eso estamos. Lo han conseguido. Nos han transmitido sus inseguridades. Sólo hay que asomarse a cualquier medio de comunicación. El lío está servido.

Esta tarde -y poniendo un toque de humor para terminar- me encontraba en un comercio buscando un libro de relatos de Cortazar. Ensimismada estaba en la tarea cuando, a mi lado, un señor tuvo a bien lanzar un sonoro estornudo. Huí del lugar a toda vela. No pude evitarlo. Y maldije el motivo y a los motivantes de mi aprensión. Sólo intentaba encontrar un libro para disfrutar con su lectura. Las circunstancias me bloquearon . Y no hay derecho.

Repito. ¡Por favor, déjennos vivir en paz!

Maat

P.D. Un beso muy grande para ti por llegar hasta mi blog. De momento, estos besos, no contagian gripes.