31 de enero de 2009

Relatos solidarios


RELATOS SOLIDARIOS DESDE INTERNET

Palencia, 6 de Diciembre de 2008.
Estimados amigos:
A quienes os dedicáis a escribir relatos y además tenéis un blog con presencia continuada en Red quiero pediros que regaléis un cuento, de extensión máxima un folio (doble espacio, tamaño 12 y una sola cara).
Con esos relatos publicaremos un libro llamado “Relatos Solidarios desde internet” o parecido – se admiten propuestas – con 50 cuentos, cuya recaudación por venta será donada íntegramente al apadrinamiento de niños a través de la Fundación Vicente Ferrer.
www.fundacionvicenteferrer.org/esp/
La publicación de los 100 primeros ejemplares está garantizada. Intentaremos hacer una tirada mayor si las empresas a las que voy a dirigirme colaboran un poco con este proyecto. Por tanto, si quieres ayudar, manda tu relato antes del 1 de marzo de 2009 a mi correo electrónico javierribas@erabradomin.org , indicando además la dirección de tu blog.
En caso de recibir más de 50 textos tendré que seleccionar. Para ello pediré la ayuda de los miembros de la Asociación de Escritores en Red http://www.erabradomin.org/ ya que yo no me considero un buen crítico.
Hasta la fecha límite de recepción, y siempre con vuestra autorización, iremos publicando los textos recibidos en mi blog.
Un fuerte abrazo a todos y adelante. Podemos hacer cosas.
Javier Ribas

Esta iniciativa os la traigo desde el blog de Javier Ribas:

http://javierribas.blogspot.com


Al igual que Javier, yo también creo que, juntos, podemos hacer cosas por las personas más desfavorezidas que nos necesitan. En el fondo, todos nos necesitamos.

Haciendo mía aquella consigna de: "Lo importante es participar", os dejo el cuento con el que he contribuido al proyecto.


JUGUETES ILUSIONADOS

El gran almacén quedó en penumbra. Las luces de emergencia alumbraban sutilmente el local y entre las estanterías abarrotadas de juguetes reinaba el silencio.
Pero... algo se movía. Uno de los caballos de madera, se había liberado de su caja y desde un amplio pasillo comenzó a gritar:

¡Eh, oídme todos! ¡Despertad! ¡Tengo algo muy importante que contaros!-gritó-, mientras miraba hacia ambos lados y veía como iban saliendo los juguetes de sus cajas y formaban pasacalles de mecanos, motos, muñecas, bicicletas, coches, pelotas, trenes, animalillos del bosque, marionetas, peluches...

En pocos minutos se vio rodeado de muchísimos juguetes. Algunos, los más perezosos, se asomaban desde sus estanterías sin molestarse en bajar con los demás.

Veréis: Mientras esta tarde me embalaban en mi caja, escuché a los operarios comentar que la semana próxima nos van a repartir por varias zonas del mundo, donde todavía hay niños desfavorecidos que no tienen ni juguetes.

Un gran murmullo de júbilo se extendió por todo el almacén...

Nuestra misión será desarrollar su inteligencia, su creatividad, su afectividad, y convertirnos en sus amigos. ¿Os dais cuenta lo importantes que somos?

El resto de la noche la pasaron planeando e imaginando lo que sería su vida en pocos días en las manos de miles de niños que los iban a querer mucho, muchísimo... Fue una noche muy feliz para ellos.

A la mañana siguiente, uno de los primeros operarios que entró en el almacén se quedó asombrado mirando las estanterías. Algo raro pasaba allí. Todas las cajas estaban apiladas de forma que sobresalían unos centímetros de sus lugares. Como facilitando el poder ser capturadas. Realmente estaban ansiosas por salir de allí, por correr a jugar con esos miles de niños que no sabían la sorpresa que les esperaba y de los que muy pronto... se iban a convertir en inseparables.

¡Seguro que había sido una gran idea!


Maat


30 de enero de 2009

La isla

Tus caricias. El mar. Los cocoteros.
La sábana enredada entre tus piernas.
El maitre del hotel, su voz de frío:
"Veinticuatro horas, ¡ya sabe!"
Supe que un día era un plazo inconcebible,
que tan sólo unas horas bastarían.
Conocí el huracán, la madreselva.
Conocí el ancho cielo interminable.
Conocí las espadas y el enigma,
la boca del dolor, la del deseo,
la súplica que anuncian los labios no besados,
qué tibio el corazón cuando se precipita.
Cuantas mujeres hay en este mundo
las conocí por ti. En ti dormían.

EDUARDO GARCÍA



27 de enero de 2009

Las pausas de la vida















He fumado en las pausas de la vida
las lentas hojas de tabaco oscuro,
he cuidado mis plantas, y en la tarde
he aguardado escribiendo
aquello que se fue o lo que deseo
que en adelante llegue para así
poder perderlo todavía.
He aguardado fumando, y el tabaco
ha sido un dulce aroma, mi esperanza
de tabacos más dulces, de otras hojas
en las plantas que cuido y que deparan
una flor a mis ojos que todavía esperan.
Y cuando ya mis ojos no consigan
encontrar el camino alegre de la espera,
y cansados demanden una última pausa
para fumar en calma y recordar,
yo quisiera que entonces
mi vida hubiera dado una cosecha
apretada y hermosa,
lo mismo que la planta del tabaco,
que tal vez ya no sepa
conservar para mí el sabor que ahora tiene,
consolarme esos días.
Que mi vida suplante a ese tabaco
para poder prensarla, estando seca,
sentirla entre los dedos, llevármela a la boca.
Que el fuego la convierta en humo dulce,
en un último aroma.

VICENTE GALLEGO



26 de enero de 2009

Yo soy la amada


Yo soy la amada, amante, soy la amada:
voy andando las horas que separan
mi cuerpo de tu cuerpo
y restañando las frágiles heridas
de huellas que volaron con tu nombre.


Yo soy la amada, amante, soy la amada:

la que brotó salvaje entre tu trigo
y lo tiñó de púrpura,
la que sin darse cuenta
iluminó de pronto tu paisaje,
la que acudió a tu llanto
y en su aljibe
atesoró tus lágrimas.

Yo soy la amada, amante, soy la amada:
la que en silencio mira.
La que te espera.
La que teje sus sueños con tu vida.


LUZMARÍA JIMÉNEZ FARO



23 de enero de 2009

No te guardes nada, gasta

No te guardes nada, gasta,
derrocha alegrías, dichas,
truécalas en aire azul
por que vayan en volandas,
por el cielo, hazlas agua,
llena los cauces del mundo
con su espuma desatada,
entra por almas dormidas,
sacúdelas por las alas,
agita, como trigales,
grandes campos de esperanzas,
rebosa, rebósate
de amar y de ser amada:
porque
ni este día, ni esta noche
se te acabaráel amor,
ni la amada se me acaba.
Nos queda mucho. ¿No sientes
inmensas huestes de besos,
de resistencias, bandadas
de porvenir en las manos,
de arrebatos y de calmas?
¿Lo que me queda, invisible,
callado, guardado, al fondo
de lo que tocan los ojos,
de lo que las manos palpan?
Y no está bajo la tierra,
mineral sordo, esperando
con alma pura de oro.
Ni es tampoco don ingrávido,
secreto fruto celeste,
suspendido
de alguna rama del aire,
preparándose a tus labios.
No, no está lo que nos queda
ni en las minas, ni en los altos
huertos de estrellas maduras,
no son diamantes ni astros.
No existe, no tiene forma,
aun no sufre los penosos
contornos de lo creado.

Lo que nos queda palpita
en lo mismo que nos damos.
Allí detrás de los besos,
de las miradas, del gozo,
sin forma están y seguros,
gozos, besos y miradas,
esperados, esperando.
Con cada abrazo le nace
un nuevo ser a otro abrazo.
El beso que se termina
otro pide a sí mismo,
y en su dichoso expirar
le siente ya madurado.
¡Darme, darte, darnos, darse!
No cerrar nunca las manos.
No se agotarán las dichas,
ni los besos, ni los años,
si no las cierras. ¿No sientes
la gran riqueza de dar?
La vida
nos la ganaremos sIempre,
entregándome, entregándote.

PEDRO SALINAS



22 de enero de 2009

Fue una clara tarde


Fue una clara tarde, triste y soñolienta
tarde de verano. La hiedra asomaba
al muro del parque, negra y polvorienta...

La fuente sonaba.
Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruido abrióse la puerta
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
golpeó el silencio de la tarde muerta.
En el solitario parque, la sonora
copia borbollante del agua cantora
me guió a la fuente. La fuente vertía
sobre el blanco mármol su monotonía.

La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,
un sueño lejano mi canto presente?
Fue una tarde lenta del lento verano.

Respondí a la fuente:
No recuerdo, hermana,
mas sé que tu copla presente es lejana.

Fue esta misma tarde: mi cristal vertía
como hoy sobre el mármol su monotonía.
¿Recuerdas, hermano?... Los mirtos talares,
que ves, sombreaban los claros cantares
que escuchas. Del rubio color de la llama,
el fruto maduro pendía en la rama,
lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano?...
Fue esta misma lenta tarde de verano.

—No sé qué me dice tu copla riente
de ensueños lejanos, hermana la fuente.

Yo sé que tu claro cristal de alegría
ya supo del árbol la fruta bermeja;
yo sé que es lejana la amargura mía
que sueña en la tarde de verano vieja.

Yo sé que tus bellos espejos cantores
copiaron antiguos delirios de amores:
mas cuéntame, fuente de lengua encantada,
cuéntame mi alegre leyenda olvidada.

—Yo no sé leyendas de antigua alegría,
sino historias viejas de melancolía.

Fue una clara tarde del lento verano...
Tú venías solo con tu pena, hermano;
tus labios besaron mi linfa serena,
y en la clara tarde dijeron tu pena.

Dijeron tu pena tus labios que ardían;
la sed que ahora tienen, entonces tenían.

—Adiós para siempre la fuente sonora,
del parque dormido eterna cantora.
Adiós para siempre; tu monotonía,
fuente, es más amarga que la pena mía.

Rechinó en la vieja cancela mi llave;
con agrio ruïdo abrióse la puerta
de hierro mohoso y, al cerrarse, grave
sonó en el silencio de la tarde muerta.

ANTONIO MACHADO


21 de enero de 2009

La poesía

Y FUE a esa edad...Llegó la poesía
a buscarme. No sé, no sé de dónde
salió, de invierno o río.
No sé cómo ni cuándo,
no, no eran voces, no eran
palabras, ni silencio,
pero desde una calle me llamaba,
desde las ramas de la noche,
de pronto entre los otros,
entre fuegos violentos
o regresando solo,
allí estaba sin rostro
y me tocaba.

Yo no sabía qué decir, mi boca
no sabía
nombrar,
mis ojos eran ciegos,
y algo golpeaba en mi alma,
fiebre o alas perdidas,
y me fui haciendo solo,
descifrando
aquella quemadura,
y escribí la primera línea vaga,
vaga, sin cuerpo, pura
tontería,
pura sabiduría
del que no sabe nada,
y vi de pronto
el cielo
desgranado
y abierto,
planetas,
plantaciones palpitantes,
la sombra perforada,
acribillada
por flecas, fuego y flores,
la noche arrolladora, el universo.

Y yo, mínimo ser,
ebrio del gran vacío
constelado,
a semenjanza, a imagen
del misterio,
me sentí parte pura
del abismo,
rodé con las estrellas,
mi corazón se desató en el viento.

PABLO NERUDA



20 de enero de 2009

Amada pastora mía

Amada pastora mía
tus descuidos me maltratan,
tus desdenes me fatigan,
tus sinrazones me matan.

A la noche me aborreces
y quiéresme a la mañana;
ya te ofendo a mediodía,
ya por la tarde me llamas;

agora dices que quieres
y luego que te burlabas,

ya ríes mis tibias obras,
ya lloras por mis palabras.

Cuando te dan pena celos
estás más contenta y cantas;
y cuando estoy más seguro
parece que te desgracias.


A mi amigo me maldices
y a mi enemigo me alabas;
si no te veo me buscas,
y si te busco te enfadas.

Partíme una vez de ti,
lloraste mi ausencia larga,
y agora que estoy contigo
con la tuya me amenazas.

Sin mar ni montes en medio,
sin peligro ni sin guardas,
mar, montes y guardas tienes
con una palabra airada.

Las paredes de tu choza
me parecen de montaña,
un mar en llegar a vellas
y mil gracias tus desgracias.

Como tienes en un punto
el amor y la mudanza,
pero bien le pintan niño,
poca vista y muchas alas.

Si Filis te ha dado celos,
el tiempo te desengaña,
que como ella quiere a uno
pudo por otra dejalla.

Si el aldea lo murmura,
siempre la gente se engaña,
y es mejor que tú me quieras
aunque ella tenga la fama.

Con esto me pones miedo
y me celas y amenazas:
si lloras, ¿cómo aborreces?
y si burlas, ¿cómo amas?

Esto Belardo decía
hablando con una carta,
sentado al pie de un olivo
que el dorado Tajo baña.

LOPE DE VEGA









18 de enero de 2009

Te busco


Sola yo, amor,
y vos quién sabe dónde;
tu recuerdo me mece como al maíz el viento
y te traigo en el tiempo,
recorro los caminos,
me rio a carcajadas
y somos los dos juntos
otra vez,
junto al agua.
Y somos los dos juntos
otra vez,
bajo el cielo estrellado
en el monte,
de noche.
Yo, amor, he apredido a coser con tu nombre,
voy juntando mis días, mis minutos, mis horas
con tu hilo de letras.
Me he vuelto alfarera
y he creado vasijas para guardar momentos.
Me he soltado en tormenta
y trueno y lloro de rabia por no tenerte cerca,
en viento me he cambiado,
en brisa, en agua fresca
y azoto, mojo, salto
buscándote en el tiempo
de un futuro que tiene
la fuerza de tu fuerza.

GIOCONDA BELLI




17 de enero de 2009

A la nube

Ni un músculo se mueve
en tu fuga veloz, nube tranquila;
no eres ya como el cuerpo
líquido que saltaba
en la tierra, en tu vida,
no eres ola ni río,
eres un alma o ángel
que pese a su blancura
ha de ser condenado
a deshacer su túnica
en lluvia, nieve o llanto.

MANUEL ALTOLAGUIRRE



16 de enero de 2009

El poeta pide a su amor que le escriba

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
Ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

FEDERICO GARCÍA LORCA






15 de enero de 2009

A mano amada

A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio,
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;

allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,

los recuerdos me asaltan.

Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!
me reclaman.

Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.

Cierro los ojos para ver más hondo,
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.

ÁNGEL GONZÁLEZ


14 de enero de 2009

Mi querido y recordado papá

Mi querido y recordado papá:
Tal día como hoy, hace más de un siglo, naciste. Ya estamos sin ti 28 años. Y han pasado deprisa. Esta mañana me has venido a la mente en cuanto me he despertado. A esas tempranas horas, hay días, que me sacan del sueño las voces de mis vecinos papás y sus retoños, con las clásicas peleas matutinas en torno a desayunos, ropa que ponerse y sobre todo horario. Van contra reloj. Durante un buen rato, me he dedicado a evocar cosas tuyas. Siempre me han dicho que yo era tu ojito derecho, y eso me encantaba. Con el paso del tiempo he comprendido que nos querías a los cuatro por igual. Sólo que en mí había una notable diferencia. Llegué cuando nadie me esperaba. Por vuestra edad, no pensabais ni remotamente que podría aumentar la familia. Pero faltaba yo. Y cuando nací, en nuestra casa de la Gran Vía Marqués del Turia, hiciste que vinieran a verme un montón de personas. Después de tres hijos pelirrojos- como tu abuela- nací yo, con el pelo negro, rozando el azabache, y deseabas que todo el mundo de tu alrededor me conociera.

Siempre ha existido un lazo muy especial entre los dos. No recuerdo haber tenido ni una sola discusión contigo. Ni siquiera, cuando decidí sacarme el carnet de conducir, a lo que tú eras contrario, te impusiste. Me dejaste hacer. Lo único que se te ocurrió en aquel momento para disuadirme fue aliarte con mi, entonces, novio, (hoy esposo), y plantearme que si me suspendían tres veces, para no tener que renovar papeles, me olvidara... Pero aprobé a la primera.

Todas las noches, marchabas a trabajar cuando apenas los demás llevábamos acostados un par de horas. Y cada noche, antes de irte, la misma ceremonia. Te tomabas un zumo de tomate en la cocina y yo desde mi cama escuchaba el tintineo de la cucharilla con la que le dabas vueltas antes de beberlo. No recuerdo que disfrutaras de vacaciones. Algún día suelto y poco más.

Tenías una filosofía de vida muy especial. Tu lema era no hacer daño a nadie para poder vivir tranquilo. Con eso bastaba, nos decías. Pero tu carácter era fuerte. Aunque se te pasaban pronto los enfados. Lo que más recuerdo que te molestaba era que no te dejáramos dormir. Por tu trabajo, nuestro horario era completamente diferente al tuyo y dormías por las mañanas, hasta que llegaba la hora de comer. Y esas horas eran sagradas. No se podía hacer ruidos, ni hablar alto, ni oír música, ni, ni, ni....

Tu afición por el fútbol nos acarreó más de un rato insólito en las tardes de domingo. Sentado en la única butaca que teníamos en el salón de nuestra casa, escuchabas "el carrusel deportivo", programa que conectaba intermitentemente con todos los campos de fútbol para ir dando información de los partidos en juego y tú seguías la quiniela, esperando inútilmente, durante años, ese pleno que nunca llegó. A media tarde, venía a casa la tía Luisa, que nos hacia rezar el rosario sin escapatoria posible. Y todo en el salón. Lo consentías, pero de mala gana. El murmullo de nuestros rezos con el locutor deportivo de turno, creaba sin duda una imagen jocosa. Recuerdo que yo te miraba y, en ocasiones, no podías disimular el esfuerzo que estabas haciendo esperando que llegáramos a la letanía, que milagrosamente relajaba tus facciones. Porque nuestro Rosario, o mejor el de tía Luisa, no te permitía celebrar ningún gol que marcara tu equipo ni en la jugada más interesante. No participabas pero nos respetabas. Sin duda, aplicando tu filosofía de vida.

Otra de tus aficiones era la lectura. No sabes con cuanto cariño guardo en mi casa algunos de los cientos de libros que, a lo largo de tu vida, adquiriste. Entre otros, algunos ejemplares de "Selecciones del Reader's Digest". Muchos días, mientras yo hacia mis deberes escolares, sentados los dos en la mesa camilla, me leías alguna de las frases que te gustaban del libro que en ese momento llevabas entre manos. Me cautivaba escucharte por la entonación que le dabas a tu lectura. Y me agradaba leerte las redacciones que preparaba como trabajos en mis clases de Literatura. Por entonces ya me gustaba escribir y, sobre todo, que tú leyeras lo que había escrito. Recuerdo una tarde, que me colé en el vestíbulo del hotel que había enfrente de la plaza de toros y al que acudían los toreros, en cuanto terminaban su faena. Me impresionó tanto el ambiente, que me fui rápidamente a casa y escribí sobre ello. En cuanto llegaste, te puse mis cuartillas en las manos, deseosa de que leyeras lo que había escrito. Te sorprendí. Y tú a mí también. Al terminar, me dejaste muy claro que no tenía que volver a colarme en ningún sitio de "mayores". Después, con otro tono, añadiste que lo había descrito todo muy bien y, para que no me confiara más de la cuenta, cerraste el tema diciéndome: "Pero tienes que hacer más caligrafía..."

Lo que ya no me gustaba nada era el ver como te hacías los cigarrillos con aquella alargada y pequeña caja de madera y aquellas finísimas hojas de papel de fumar. Pura artesanía. Nunca supimos como los conseguías. Pero alguien te suministraba unos caliqueños, -para mí asquerosos- que pacientemente picabas para convertirlos en pitillos. Nadie consiguió que dejaras de fumar. Sólo cuando ya no había solución dejaste de hacerlo.

Lo he pensado muchas veces y hoy he vuelto a lamentarlo. Solamente siento, de todos los años que pude disfrutarte, el no haber hablado más veces contigo. Nos quedaron muchas cosas por decirnos, muchas cosas que contarnos. Me faltó aprender mucho más de ti. Fuiste un buen padre. Y te quiero. Y te querré siempre.

Maat (Para ti, Pupe)








12 de enero de 2009

El guardián del hielo

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
¡Oh! cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil

Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardián del hielo.


JOSÉ WATANABE







9 de enero de 2009

El caballero de la llave inglesa

Hoy, he vivido una experiencia curiosa. A primera hora de la tarde debía pasar revisión con mi cirujano, y ha coincidido que tenía el día "libre", es decir, que nadie de los míos comía hoy en casa. Como de vez en cuando me gusta darme premios o compensaciones, me he montado el día lo mejor posible. Alguna ventaja hemos de disfrutar los parados de larga duración, atascados en medio de la circulación laboral, sin que ningún semáforo verde se encienda para darnos paso.

Mi premio hoy ha consistido en no entrar en la cocina. Comería fuera de casa, y después de la visita médica, me daría una vuelta para ver "las rebajas". Y digo ver las rebajas, porque soy una de esas personas patosas que no encuentran nunca nada entre las miles de ofertas que tenemos estos días al alcance de la mano. Por lo menos, eso nos dice la publicidad. Hasta un 60% de descuento...

Pues bien, el sitio elegido para mi comida ha sido un bar de tapas, uno de mis preferidos del centro de Valencia, y del que soy clienta hace mucho tiempo. Tiene la particularidad de que los camareros son los de siempre, los de hace muchos años, y a los que he visto ir haciéndose mayores a la vez que yo. Y las tapas son exquisitas.

El problema ha sido, que como yo, muchas personas habían elegido ese sitio para comer. Y he tenido que hacer cola en "segunda fila" de mostrador, esperando hueco, para poder atacar de lleno a ese plato de calamares con ajoaceite que desde el mostrador me estaba diciendo "cómeme". No he tenido que aguardar mucho. En pocos minutos, unos espectaculares cefalópodos estaban a mi disposición, con su isla de ajoaceite, dispuestos a elevar mis niveles de colesterol. Pero un premio es un premio. Y hoy...tocaba.

A los pocos minutos, una pareja que tenía al lado han terminado su consumición y se han marchado. Su lugar lo ha ocupado un señor muy alto, bien vestido, que ante mi sorpresa, -y no pequeña- ha dejado en el mostrador, justo al lado de mi plato del pan, una enorme llave inglesa, que ofrecía una peculiar imagen con las gambas al ajillo y los boquerones que tenía justo, detrás.
En cuestión de segundos, y sin que llegara a pedir nada, uno de los camareros le ha traído un plato de ensaladilla y una caña. Sin inmutarse. Como la cosa más natural del mundo. Tengo que reconocer, que desde ese mismo momento, mis ojos han estado más pendientes de la dichosa llave inglesa que de mis deliciosos calamares. No sé, me daba la sensación de que, de un momento a otro, este apacible señor, iba a coger la plateada herramienta y la iba a emprender contra las vitrinas de cristal del mostrador. Pero no ha sido así. A Dios gracias. Muy al contrario. De vez en cuando, dejaba el tenedor en el plato y cogiendo la llave inglesa, accionaba la rosca, a la vez que entonaba una estrofa-siempre la misma- de una canción de Julio Iglesias, "has sido tú", "has sido tú". Alucinante. Estoy segura, que desde el año 1892 en que Johan Petter Johansson, patentó dicha herramienta, nunca se habrá utilizado como en ese momento lo hacia mi vecino de barra, quien ha terminado su consumición antes que yo, y después de abandonar el establecimiento, alguien que lo conocía, me ha explicado que lleva una temporada larga en esas condiciones, y que va con la llave inglesa porque, según sus palabras, "quiere arreglar el mundo". Atónita me ha dejado el tema.

Después de la visita al médico, se me ha torcido un poco la tarde. Iba con la ilusión de que me diera el alta, pero no ha sido así. Tengo que esperar un poco más. A pesar de mi bajón, me he acercado a un centro comercial para dar una mirada a esas ofertas tan irresistibles. El panorama era abrumador. Montañas de piezas de ropa en las bateas, estanterías de las que colgaban prendas en todas las posturas imaginables, jerséis por el suelo... Me he dado ánimos y delante de un revoltijo de suéters he buscado un color de los míos. No era fácil. Al final, se asomaba uno que podría ser...he tirado de él con tan mala suerte, que alguien desde el otro extremo de la batea tiraba de la otra manga. Era una chica joven, nos hemos mirado y nos ha dado la risa.
-Es tuyo- le he dicho
En cuestión de segundos, me lo ha tirado delante -si, tirado- a la vez que me decía, "no es de mi talla". Y ha seguido removiendo las sufridas piezas con una soltura, que para mí la quisiera yo. En serio. El suéter en cuestión tenía un cuello interminable, por lo que lo he dejado de nuevo en el montón, a merced de todas esas manos que pululaban a mi alrededor.

Agobiada por la gente, los empujones, el desastre reinante, la temperatura y porque no me habían dado de alta-no se me olvidaba-, he decidido abandonar la nave y marcharme a ver si encontraba algo para mi esposo. Lo tengo mal acostumbrado. No le gusta ir de compras. Y en rebajas, mucho menos. En la planta de caballero había un poco más de tranquilidad. Después de una primera vuelta he recalado delante de un polo que seguramente sería de su agrado. Un detalle me ha hecho recelar. La prenda no tenia precio. Este, había sido "rascado". Me he dirigido a una de las cajas para preguntarlo. Una amable señorita ha escaneado la etiqueta y con la mayor de las sonrisas me ha dicho:
-ahora se le queda en 92 euros-
-¿Se me queda? ¿Que precio tenía antes? le he contestado trantando de sonreír igual que ella
-esta prenda costaba 230 euros, es de pura lana virgen-
Después de darle las gracias por su amabilidad y decirle que aún así, se escapaba de mi presupuesto, he abandonado las rebajas. Camino del parking, -tengo que reconocerlo-, me he ido fijando en las personas, que cargadas de bolsas con sus compras, salían satisfechas. ¡Qué envidia!

Había anochecido cuando he pisado la calle. En mi coche ya sonaba Maná. Sus canciones son una buena ducha para mi alma. Me iba a venir muy bien su compañía. Mi Visa y yo, volvíamos, en ese momento, felices hacia casa. Ella, virgen esa tarde, como el suéter de 92 euros, y yo, escuchando mi música preferida...


Maat

8 de enero de 2009

No te detengas nunca (Razón de amor)

No te detengas nunca
cuando quieras buscarme.
Si ves muros de agua,
anchos fosos de aire,
setos de piedra o tiempo,
guardia de voces, pasa.
Te espero con un ser
que no espera a los otros:
en donde yo te espero
sólo tú cabes.Nadie
puede encontrarse
allí conmigo sino
el cuerpo que te lleva,
como un milagro, en vilo.
Intacto, inajenable,
un gran espacio blanco,
azul, en mí, no acepta
más que los vuelos tuyos,
los pasos de tus pies;
no se verán en él
otras huellas jamás.
Si alguna vez me miras
como preso encerrado,
detrás de puertas,
entre cosas ajenas,
piensa en las torres altas
en las trémulas cimas
del árbol, arraigado.
Las almas de las piedras
que abajo están sirviendo
aguardan en la punta
última de la torre.

Y ellos, pájaros, nubes,

no se engañan: dejando
que por abajo pisen
los hombres y los días,
se van arriba,
a la cima del árbol,
al tope de la torre,
seguros de que allí,
en las fronteras últimas

de su ser terrenal
es donde se consuman

los amores alegres,
las solitarias citas
de la carne y las alas.


PEDRO SALINAS



7 de enero de 2009

El soneto nocturno


La luna era ese párpado cerrado
que flotaba en el circo de la nada
y el niño retenía la mirada
su hipnótico vagar de astro cegado.

La noche es un jardín narcotizado
con esencias de alquimia y sombra helada
y tu infancia una estrella disecada
en el taller de niebla del pasado.

La luna vive ahora en los relojes
que lanzan sus saetas venenosas
sobre la esfera blanca de este sueño.

De este sueño sin fin del que recoges
la ceniza dorada de esas cosas
de las cuales un día fuiste dueño.


FELIPE BENITEZ REYES


6 de enero de 2009

Belén en la Catedral de Valencia

Después de 45 minutos de "cola", conseguí llegar delante del Belén que este año los "Amigos del Belén de Valencia" han instalado en la Catedral de mi ciudad. Y valió la pena esperar. Se trata de un belén de 13 metros de largo por 6 metros de profundo, que da una perspectiva real del ambiente que vivía el pueblo de Belén en las fechas en que María y José llegaron hasta allí para empadronarse, y donde nacería Jesús poco después.




La tradición de hacer belenes tiene su origen en las representaciones litúrgicas de la noche de Navidad. Fue San Francisco de Asís quien hizo posible la primera de ellas, en Greccio el año 1223. Progresivamente, sale de las iglesias y se llega a hacer muy popular a finales del siglo XVI, hasta abrirse a todo el mundo.

En la Catedral de Valencia, se dejó de realizar el belén "viviente", hace ahora cuatro siglos, para centrar más la liturgia sacramental. Hasta entonces, cada año, junto al púlpito se montaba toda una escenografía en la que aparecían personajes del Antiguo y Nuevo Testamento.

El belenismo ocupa un espacio propio dentro de la cultura valenciana. Es la expresión de un arte, de unos sentimientos y de unas convicciones, fuertemente enraizadas que continúan vivas en pleno siglo XXI.

El Belén que podemos contemplar en la Catedral es el resultado del trabajo de tres meses en la realización del boceto sobre ideas del belenista José Luis Catalá Paredes y ocho meses de tarea en la construcción del mismo. Está realizado con corcho blanco, escayola, pinturas plásticas y elementos naturales.


Lo componen 400 figuras humanas, hechas con barro cocido, por el jerezano José Joaquín Pérez, de 27 años, licenciado en Bellas Artes, que es considerado uno de los más importantes escultores de belenes del mundo.


El recorrido del Belén comienza con la anunciación del ángel, a los pastores, del nacimiento del Mesías.





Según palabras de Catalá, el belén, de estilo clásico, es: Histórico, Bíblico y Arqueológico.

Histórico, porque narra fielmente en su representación, detalles de la vida de Jesús, por ejemplo, como era realmente el pesebre donde nace, lugar que se escogió por la tranquilidad que había
en el mismo para una mujer que iba a dar a luz, porque habían ovejas, vacas y bueyes para proporcionarle calor al recién nacido, y porque había heno para prepararle la cuna...

Me llamó especialmente la atención, contemplar a un José, que en el momento de la adoración de los Reyes, se encuentra partiendo leña, y a María, con el niño en brazos, y no en la cuna como estamos acostumbrados a verlo en los belenes.





Bíblico, porque a través de sus figuras e imágenes representadas, podemos observar el estudio que se ha hecho sobre las costumbres, oficios y forma de vida de los habitantes del pueblo, quienes por las condiciones tan mermadas de sus casas, hacían la vida en la calle.


En esta imagen podemos ver también a un miembro de la guardia romana, encargado de cobrar el impuesto del fielato y de controlar que las mercancías que entraban en la ciudad para su venta, estaban en perfectas condiciones para su consumo.





Arqueológico, porque muchos datos sobre las casas y calles de Belén, se han tomado de libros escritos por tres de los grandes arqueólogos con que ha contado y cuenta la Iglesia Católica sobre conocimiento de Tierra Santa y son: Bagatti, Picherillo -ya fallecidos- y Florentino Diez, agustino.
En esta imagen podemos ver una reproducción del puente romano de Alcántara, construido en el siglo I bajo el imperio de Trajano, y la caravana de los Reyes camino de Belén.



Al fondo de la imagen, en lo alto, se encuentra el templo de Herodes y detrás la torre antonia, ciudadela de la ciudad.

Belén, en tiempos de Jesús, era una ciudad muy visitada, ya que distaba solamente 7 kilómetros de Jerusalén, y eran importantes las caravanas de mercaderes que acudían hasta ella con sus géneros en venta. Tenía unos 300 habitantes, y era famosa porque en ella había nacido el Rey David.

Todo el conjunto del belén es para admirarlo despacio. Una de las cosas que más me ha gustado y que tiene un valor incalculable en tiempo, es todos los objetos que llevan los Reyes a lomos de sus camellos. Destaco hasta una pequeña muñeca metida en su caja.

Al terminar mi visita al belén, me percaté de que estaba allí su director, el Sr. Catalá atendiendo a un periodista. Esperé un rato y cuando terminaron, me acerqué hasta él para pedirle alguna información del nacimiento. Después de explicarle que había tomado fotos y que iba a publicarlo en un blog personal, me atendió con toda amabilidad. No sólo contestó a mis preguntas, si no que me adelantó alguna de las ideas que ya tiene concebidas para el belén del año próximo.

Con esas respuestas y con información que ha facilitado "Amigos del belén de Valencia", es con lo que he confeccionado el texto que acabáis de leer. Agradezco sinceramente la colaboración que me prestó el director del belén, deseándole para el año próximo el mismo éxito que ha tenido estos días, ya que la afluencia de público ha sido tan numerosa, que en ocasiones, el tiempo de espera en la "cola" ha superado la hora.

¡Hasta el próximo año!

Maat

5 de enero de 2009

Son las gaviotas, amor


Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.

Mar de invierno. El agua gris
mancha de frío las rocas.
Tus piernas, tus dulces piernas,
enternecen a las olas.
Un cielo sucio se vuelca
sobre el mar. El viento borra
el perfil de las colinas
de arena. Las tediosas
charcas de sal y de frío
copian tu luz y tu sombra.
Algo gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.

Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.

ÁNGEL GONZÁLEZ



3 de enero de 2009

Cena de Nochevieja

El pasado día 31, un reducido grupo de amigos nos reunimos para despedir al año viejo y recibir, con la mejor de las disposiciones, al nuevo.

El punto de encuentro fue en casa de nuestros queridos L. y F. Ambos, disfrutan de engalanar su hogar para estas fiestas y, consiguen que cada año, nos sorprendamos de su atractivo gusto en la decoración escogida. Luces, muchas luces y, multitud de adornos navideños con vivos colores llenan cada rincón, transmitiendo ese aire festivo que contagia.

A L. le encanta preparar regalos para sus amigos, y toma su tiempo para ello. Es de las personas que van atesorando sorpresas, meses antes de que lleguen estas fiestas. Normalmente los personaliza y mima hasta los envoltorios que guardan sus obsequios. Y hay para todos. Nadie se le olvida.



Y si esto tiene su mérito, mucho más es, que L. nos prepare la cena, pues para ella es un reto el cocinar. Esta vez nos elaboró un menú "americano-español", que logró el deleite de sus comensales. Empezamos con unas sabrosísimas cigalas a la plancha, que F. se había preocupado de cortar por su base para facilitarnos el trabajo. Siguieron unas completas ensaladas y como plato a destacar, el pastel de puré de patata con mahonesa y queso, gratinado, que a L. le sale insuperable. Acompañándolo, unas judías verdes con pequeños tacos de jamón serrano, ajo laminado y piñones, -receta que conservamos de las que aprendí de mi madre- y unos "islotes" de jamón york, que ya tuvimos que compartir porque nos rebasaban...

Siguieron los postres, turrones, dulces clásicos de estos días y la fiel e insustituible Mistela de nuestras sobremesas. Conversamos, reímos, disfrutamos y.... nos tomamos las uvas. Recibimos al año nuevo con alegría, entre abrazos y buenos deseos de unos para los otros. El confeti y las serpentinas volaron por el salón, y en cuestión de segundos, la mesa y la lámpara quedaron disfrazadas de fiesta.
















Como lo estábamos nosotros, con todos los artilugios que encontramos en cada uno de los sobres-sorpresa, que L. se encarga de repartir poco antes de las 12 de la noche.



Y este es nuestro migo F. que resultó ser -una vez más- un anfitrión excelente. Incluso con ese porte.

Y ahora a esperar.... Esperar que el año que recién ha comenzado sea mejor que el pasado, y que todos, absolutamente todos, seamos un poquito más felices. ¡ A ver si nos dejan !

Maat



2 de enero de 2009

Canción del amor que se queda

Tu amor arde en la sombra como una llama lenta,
como la luz de una faro, que oscila en la tormenta.

Perdida como el aire de la tarde en el trigo,
todo lo que me dejas también se va contigo.

Perdida como el agua que salta de la fuente,
porque siempre es la misma y es siempre diferente;

y quizás tú te vas sin saber que te has ido,
como un golpe de viento, con un rumbo de olvido.

Yo he visto como el árbol recobra lo que pierde,
pues por cada hoja seca le brota una hoja verde;

pero también el árbol verdemente feliz
se seca hasta la copa si muere la raíz.

Tu amor se va en la sombra como el agua de un río,
pero si el agua es tuya quizás el cauce es mío.

Tu amor es una alegre fugacidad de espuma
que se nutre del viento y en el viento se esfuma.

Pero es como una rama que florece, querida,
ver crecer en tus ojos una desconocida.

Esa, recién llegada de tu ensueño o tu hastío,

nace en tu corazón, pero viene hacia el mío;

y si tú, como el agua que se va de una fuente,
siendo siempre la misma, puedes ser diferente.

Yo, embriagado en tu vino con distinta embriaguez,
pensaré que eres otra, para amarte otra vez.

JOSÉ ÁNGEL BUESA