31 de diciembre de 2007

¡Felíz Noche Vieja!

Os deseo que esta noche, con cada campanada
recibiendo al Nuevo Año
, se borre todo aquello
vivido que no merezca ser recordado y que ya
forme parte del pasado, amargos momentos,
rencores,
miedos, tristezas, enfados, odios...


Dejaros invadir de la alegría y ser felices. Y hacer felices a quien os acompañe en éstos instantes.

Es el primer ratito de un largo año que se nos
regala.

¡Disfrutemoslo!

Maat


30 de diciembre de 2007

Poema del poema


Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido
¡te amaré más que nunca y jamás lo sabrás!

La desolada estrofa, como si fuera un ala,
voló sobre el silencio...Y tú estabas allí:
Allí en el más oscuro rincón de aquella sala,
estabas tú, escuchando mis versos para ti.

Y tú, la inaccesible mujer de ese poema
que ofrece su perfume pero oculta su flor,
quizás supiste entonces la amargura suprema
de quien ama la vida porque muere de amor.

Y tú, que nada sabes, que tal vez ni recuerdes
aquellos versos tristes y amargos como el mar,
cerraste en un suspiro tus grandes ojos verdes,
los grandes ojos verdes que nunca he de olvidar.

Después, se irguió tu cuerpo como una primavera,
mujer hoy y mañana distante como ayer...
vi que te alejabas sin sospechar siquiera
¡que yo soy aquel hombre...y tú aquella mujer!


JOSÉ ÁNGEL BUESA


29 de diciembre de 2007

Los jóvenes

Todos los años, por estas fechas, nos reunimos un grupo de amigas de las de "toda la vida". Y no os exagero. Algunas de nosotras nos conocemos desde los 7 años, y, aunque no os voy a revelar cuántos, suponen un buen puñado de ellos .... Es una tradición que cumplimos con mucha ilusión. Comemos juntas, charramos, tocamos mil temas distintos, nos reímos, sobre todo nos reímos mucho, y lógicamente volvemos a recordar nuestros años de cole... Este año, a la cita, acudí con una novedad, el vídeo que acompaña a estas letras. Estoy haciendo mis pinitos, y este año he querido darles una sorpresa. Pero la sorpresa me la llevé yo al ver el efecto que les hizo. Risas, asombro, lágrimas... y lo normal, todas querían una copia. Y la tendrán. Pero mientras me dedico a hacerlas, he descubierto la posibilidad de subir el vídeo a mi blog. Aunque más de una es una negada a esto de la informática, ahora, no van a tener más remedio que practicar. Disfrutarlo de nuevo guapas. Las copias.....ya llegarán.

28 de diciembre de 2007

La canción del presente

No sé odiar, ni amar tampoco.
Y en mi vida inconsecuente,
amo, a veces, como un loco
u odio de un modo insolente.
Pero siempre dura poco
lo que quiero y lo que no...
¡Qué sé yo!
Ni me importa...
Alegre es la vida y corta,
pasajera.
Y es absurdo,
y es antipático y zurdo
complicarla
con un ansia de verdad
duradera
y expectante.
¿Luego?...¡Ya!
La verdad será cualquiera.
Lo precioso es el instante
que se va.

MANUEL MACHADO

27 de diciembre de 2007

Poema del éxtasis


No...nunca fue mi mano más lenta que en la hora
secretamente mía de aquella noche aquella.
Fue así como una nube cuando oculta una estrella
o así como una estrella que se pierde en la aurora.

Nunca tuvo mi mano más quietud impaciente,
semejante a la mano de un ladrón inexperto.
Porque fue como un buque que oscilara en el puerto
con el ansia inconforme de zarpar de repente.

Sí, aquella noche...noche para soñar en vano
o encender una estrella...O apagar una duda.
Surgió bajo mi mano tu belleza desnuda
como si tu belleza surgiera de mi mano.

Ni una sola palabra de temor o reproche
abrevió el retardado placer del desenlace.
Como crece un jacinto frente al alba que nace
o como nace el alba del fondo de la noche.

No...nunca fue una mano más lenta ni más leve
que mi mano amante con su gesto de amigo.
Eras como la nieve cayendo sobre el trigo
o como un trigo milagroso brotando de la nieve.

Y tu estabas inmóvil bajo la selva rosa
como una flor fantástica que se abriera en el lecho.
Mientras mi mano lenta descubría en tu pecho
dos motivos iguales para llamarte hermosa.

Pero desde esa noche de calma y tormenta
desorientadamente vacilé en una duda.
Si cerraste los ojos por no verte desnuda
o bien porque mi mano fue demasiado lenta.

JOSÉ ÁNGEL BUESA

26 de diciembre de 2007

¡Si me llamaras...


¡Si me llamaras, sí,
si me llamaras!

Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!

Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Porque si tú me llamas
-si me llamaras, sí, si me llamaras!-
será desde un milagro,
incógnito, sin verlo.

Nunca desde los labios que te beso,
nunca,
desde la voz que dice: "No te vayas"

PEDRO SALINAS

25 de diciembre de 2007

Día de Navidad....


EN UN PESEBRE POR CUNA

En un pesebre por cuna
y en un establo por casa,
tan pobre y tan desvalido
como un lirio en la nevada
-malhaya aquel mesonero
que no le diera posada!
Hubo de nacer Jesús
una fría madrugada
cuando Belén ya tenía
todas sus puertas cerradas
y se cuajaba el rocío
en caravanas de escarcha.

¿Qué corazón no se duele
al verle en penuria tanta?

Al cabo de veinte siglos
en el corazón del hombre
aún busca Jesús posada.

(No conozco autor.Encontrado en Internet)



JESÚS, EL DULCE, VIENE...

Jesús, el dulce, viene...
Las noches huelen a romero...
¡Oh, que pureza tiene
la luna en el sendero!

Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría...
Mas la celeste melodía
suena fuera...
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma...

¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

24 de diciembre de 2007

.....Y Jesús nació.


Portal de Belén en La Plaza del Ayuntamiento-Valencía

23 de diciembre de 2007

¡ F E L I CI D A D E S !

Edificio de Correos-Plaza del Ayuntamiento





Ayuntamiento de Valencia
(Parte superior)


















Ayuntamiento de Valencia







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22 de diciembre de 2007

El alma tenías


El alma tenías
tan clara y abierta,
que yo nunca pude
entrarme en tu alma.
Busqué los atajos
angostos, los pasos
altos y difíciles...
A tu alma se iba
por caminos anchos.
Preparé alta escala
-soñaba altos muros
guardándote el alma-
pero el alma tuya
estaba sin guarda
de tapial ni cerca.
Te busqué la puerta
estrecha del alma
pero no tenía,
de franca que era,
entradas tu alma.
¿En dónde empezaba?
¿Acababa en dónde?
Me quedé por siempre
sentado en las vagas
lindes de tu alma.

PEDRO SALINAS


20 de diciembre de 2007

Poema del amor imposible
















Esta noche pasaste por mi camino
y me tembló en el alma no se qué afán
pero yo estoy consciente de mi destino
que es mirarte de lejos y nada más.

No, tú nunca dijiste que hay primavera
en las rosas ocultas de tu rosal.
Ni yo debo mirarte de otra manera
que mirarte de lejos y nada más.

Y así pasas a veces tranquila y bella,

así como esta noche te vi pasar.
Más yo debo mirarte como una estrella
que se mira de lejos y nada más.

Y así pasan las rosas de cada día
dejando las raíces que no se van.
Y yo con mi secreta melancolía
de mirarte de lejos y nada más.

Y así seguirás siempre, siempre prohibida,
más allá de la muerte, si hay más allá.
Porque en esa vida, si hay otra vida,
te miraré de lejos y nada más...

JOSÉ ÁNGEL BUESA

19 de diciembre de 2007

Quiero....sueño


No me contéis más cuentos
que vengo de muy lejos
y sé todos los cuentos.
No me contéis más cuentos.
Contad
y recontadme este sueño.
Romped,
rompedme los espejos.
Deshacedme los estanques,
los lazos,
los anillos,
los cercos,
las redes,
las trampas
y todos los caminos paralelos,
Que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero que me arrullen con cuentos,
Que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
Que no quiero que me sellen la boca y los ojos con cuentos,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero que me entierren con cuentos,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero,
que no quiero verme clavado en el tiempo,
que no quiero verme en el agua,
que no quiero verme en la tierra tampoco,
que no quiero, a su ovillo, como un hilo de barba sujeto.
Quiero verme en el viento,
quiero verme en el viento,
quiero verme en el viento,
quiero verme en el viento,
quiero...¡quiero!...sueño...!sueño¡
Soy gusano que sueña...y sueño
verme un día volando en el viento.

LEÓN FELIPE




18 de diciembre de 2007

Mis amores



Yo adoro la poesía
de los cantares,
la que de noche agita
los olivares
murmurando recuerdos
de los harenes;
la que con la guitarra
llora pesares
y en las alegres fiestas
celebra bienes.

La que engendra en mi tierra
de Andalucía
el ardor en los ojos
de la morena,
y en la mata de nardos
la poesía
y el olor en las hojas
de yerba buena.

Y es en el campo alegre,
verde romero,
y olvido en el suspiro
de la arboleda,
y allá en los altos picos
nieve de enero
que a los goces de mayo
presente queda.
Amo la flor que al sueño
cierra su broche,
las caprichosas nubes
de los celajes,
la venturosa reja
que da a la noche
la soledad dormida
de los paisajes.

Por eso a ti te adoro,
porque en ti miro
realizados los sueños
de mis pasiones;
porque en tus negros ojos
noche respiro,
porque beso en tus labios
mis ilusiones.

MANUEL MACHADO


















17 de diciembre de 2007

Sobre el poder del tiempo

Todo lo muda el tiempo, Filis mía.
Todo cede al rigor de sus guadañas;
Ya transforman los valles en montañas.
Ya pone un campo donde un mar había.
Él muda en noche opaca el claro día.
En fábulas pueriles las hazañas.
Alcázares soberbios en cabañas.
Y el juvenil ardor en vejez fría.
Doma el tiempo al caballo desbocado.
Detiene al mar y viento enfurecido.
Postra al león y rinde al bravo toro.
Sola una cosa al tiempo denodado
Ni cederá, ni cede, ni ha cedido,
Y es el amor con que te adoro.

JOSÉ CADALSO

16 de diciembre de 2007

Una rosa blanca

Traigo en mi mano una rosa
de un albino inmaculado,
puede ser la más hermosa,
de entre ortigas la he tomado.

Mi rosa blanca inocente
de entre espinas liberada,
¿quien dejó allí tu simiente?
Sea su alma condenada.

Corola de luna inerte,
pétalos de terciopelo,
las mariposas al verte
celosas alzan el vuelo.

Te haré sitio en mi jardín,
entre el río y la vereda
a la sombra de un jazmín;
mi blanca rosa de seda.

Traigo en la mano una rosa
con su tallo deshojado,
debe ser la más hermosa
entre ortigas la he hallado.

H U G O

(Hugo es un poeta gaditano, compañero de una sala virtual de poesía que visito con regularidad, y que gentilmente "me ha prestado" uno de sus bonitos poemas. Me apetece compartirlo con todos vosotros. Seguro que como a mi, os complace...)

Gracias Hugo. Hasta el próximo...



15 de diciembre de 2007

Poema del secreto


Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía,
y no volver el rostro para verte pasar.
Puedo apretar mis labios un día y otro día...
y no puedo olvidar.

Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente,
casi aburridamente, sobre un tema vulgar,
puedo decir tu nombre con voz indiferente...
y no puedo olvidar.

Puedo estar a tu lado como si no estuviera,
y encontrarte cien veces, así como al azar...
puedo verte con otro, sin suspirar siquiera,
y no puedo olvidar.


Ya ves: Tú no sospechas este secreto amargo,
más amargo y profundo que el secreto del mar...
porque puedo dejarte de amar, y sin embargo..
.
¡no te puedo olvidar!

JOSÉ ÁNGEL BUESA

14 de diciembre de 2007

¡Soñar, Señor, Soñar!


Hazme soñar...¡Soñar, Señor, soñar!...
¡Hace tiempo que no sueño!
Soñé que iba una vez -cuando era niño todavía,
al comienzo del mundo-
en un caballo desbocado por el viento,
soñé que cabalgaba, desbocado, en el viento...
que era yo mismo el viento...
Señor, hazme otra vez soñar que soy el viento,
el viento bajo la Luz, el viento traspasado por la Luz,
el viento deshecho por la luz,
el viento fundido por la luz,
el viento...,hecho Luz...
Señor, hazme soñar que soy la Luz...
que soy Tú mismo, parte de mí mismo...
y guárdame,guárdame dormido,
soñando, eternamente soñando
que soy un rayito de Luz de tu costado.

LEÓN FELIPE

13 de diciembre de 2007

Mi Phrine

No es cinismo. Es la verdad:
yo quiero a una mujer mala
fuera de la sociedad.
Una déclassée, lo sé
pero...¿la conoce usté?
¡No! Pues, bueno;
sea usted bueno y cállese,
que es el saber más profundo,
y nadie diga en el mundo
de este agua no beberé.

Es hermosa.
Sabe ser
a ratos voluptuosa
y querer,
o no querer.

De la prosa, sabe hacer
otra cosa.
Y es mujer
muy hermosa,
muy hermosa y muy mujer.

Lo tiene todo bonito
mi Phriné...
Desde el cabello hasta el pie
chiquito.

Ahí tiene usté
disculpado mi delito.

-No es delito.
_Ya lo sé.

MANUEL MACHADO





12 de diciembre de 2007

Soneto para la lluvia
















Mi corazón no sabe lo que espera,
pero yo sé que espera todavía,
igual que aquella noche que llovía
y te besé bajo la enredadera.

Tu amor se fue como si no se fuera,
pues algo tuyo vuelve cada día,
y me dejaste la melancolía
de doblar el pañuelo a tu manera.

Esta noche de viento y lluvia fría
quiero pensar que, si tu amor volviera,
al dejar de llover ya no se iría.

Y estoy aquí, bajo la enredadera;
y, como aquella noche que llovía,
mi corazón no sabe lo que espera...

JOSÉ ÁNGEL BUESA


11 de diciembre de 2007

El seminarista de los ojos negros

Desde la ventana de un casucho viejo
abierto en verano, cerrado en invierno
por vidrios verdosos y plomos espesos,
una salmantina de rubios cabellos
y ojos que parecen pedazos de cielo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.

Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo,
marchan en dos filas pausados y austeros,
sin más nota alegre sobre el traje negro
que la beca roja que ciñe su cuello
y que por la espalda casi roza el suelo.

Un seminarista, entre todos ellos,
marcha siempre erguido, con aire resuelto...
La negra sotana dibuja su cuerpo
gallardo y airoso, flexible y esbelto.

Él, sólo a hurtadillas y con el recelo
de que sus miradas observen los clérigos,
desde que en la calle vislumbra a lo lejos
a la salmantina de rubio cabello,
la mira muy fijo, con mirar intenso.
Y siempre que pasa le deja el recuerdo
de aquella mirada de sus ojos negros.

Monótono y tardo va pasando el tiempo
y muere el estío y el otoño luego,
y vienen las tardes plomizas de invierno.
Desde la ventana del casucho viejo
siempre sola y triste; rezando y cosiendo,
la tal salmantina de rubio cabello
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.
Pero no ve a todos: ve sólo a uno de ellos;
su seminarista de los ojos negros.

Cada vez que pasa gallardo y esbelto,
observa la niña que pide aquel cuerpo
en vez de sotana, marciales arreos.
Cuando en ella fija sus ojos abiertos
con vivas y audaces miradas de fuego,
parece decirle: ¡Te quiero; te quiero!
¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo!
¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero!

A la niña entonces se le oprime el pecho,
la labor suspende y olvida los rezos,
y ya vive sólo en su pensamiento
el seminarista de los ojos negros.

En una lluviosa mañana de invierno
la niña que alegre saltaba en el lecho,
oyó tristes cánticos y fúnebres rezos;
por la angosta calle pasaba un entierro.
Un seminarista sin duda era el muerto,
pues cuatro, llevaban en hombros el féretro
con la beca roja por encima cubierto,
y sobre la beca, el bonete negro.
Con sus voces roncas cantaban los clérigos,
los seminaristas iban en silencio,
todos en dos filas hacia el cementerio
como por las tardes al ir de paseo.
La niña angustiada miraba el cortejo
los conoce a todos a fuerza de verlos...
Tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos...
el seminarista de los ojos negros.

Corrieron los años, pasó mucho tiempo...
y allí en la ventana del casucho viejo,
una pobre anciana de blancos cabellos,
con la tez rugosa y encorvado el cuerpo,
mientras la costura mezcla con el rezo,
ve todas las tardes pasar en silencio
los seminaristas que van de paseo.
La labor suspende, los mira, y al verlos
sus ojos azules ya tristes y muertos
vierten silenciosas lágrimas de hielo.
Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo
del seminarista de los ojos negros.

MIGUEL RAMOS CARRIÓN

Tengo que deciros que este poema junto con "El Ama" de Gabriel y Galán, me traen agradables recuerdos de mi época de "Bachiller". Ambos, los aprendí de memoria, enteros. Me cautivaron en su momento. Hace pocos días, por casualidad, leí un artículo de Arturo Pérez Reverte en el que de una forma entrañable citaba el contenido de un libro de poemas. Mi curiosidad hizo el resto. Y lo busqué... Sólo tuve que abrirlo, darle dos miradas y marcharme hacia la caja a pagarlo. Se trata de "Rapsodia Española", Antología de la poesía popular. Su autor, el sevillano Antonio Burgos. Entre otras muchas "joyas", se encuentran estos dos poemas. No sabéis lo que estoy disfrutando con su lectura...y los recuerdos tan bellos que vienen a mi corazón a través de sus páginas. Hay veces, que si que vale la pena mirar atrás y recordar... Esta es una de ellas.

MAAT










10 de diciembre de 2007

A la muerte de Filis

En lúgubres cipreses
he visto convertidos
los pámpanos de Baco
y de Venus los mirtos;
cual ronca voz el cuervo
hiere mi triste oído
el siempre dulce tono

del tierno jilguerillo;
ni murmura el arroyo
con delicioso trino;

resuena cual peñasco
con olas combatido.
En vez de los corderos
de los montes vecinos,
rebaños de leones

bajar con furia he visto;
del sol y de la luna
los carros fugitivos

esparcen negras sombras
mientras dura su giro;

las pastoriles flautas,
que tañen mis amigos,
resuenan como truenos
del que reina en Olimpo.
Pues Baco, Venus, aves,
arroyos, pastorcillos,
sol, luna, todos juntos
miradme comprensivos,
y a la ninfa que amaba
al infeliz Narciso,
mandad que diga al orbe
la pena de Dalmiro.

JOSÉ CADALSO

José Cadalso y Vázquez


José Cadalso y Vázquez de Andrade nació en Cádiz, el 8 de Octubre de 1741. La madre de José, murió en el parto y su padre, ausente por negocios en América, tardó más de doce años en conocer a su hijo. Se encargó de su educación un tío suyo que era jesuita, el padre Mateo Vázquez. José marchó a estudiar a París al colegio Louis-le-Grand, ciudad, donde lo conoció su padre a su regreso de Indias. Después de conocer a su hijo, marchó a Londres, y quedó tan impresionado de ésta ciudad, que se llevó con él a su hijo. Después viajaron por Italia y Alemania, lo que hizo que José dominara los idiomas francés, italiano y alemán, además del latín...Regresó a España e ingresó en el Seminario de Nobles de Madrid. A la edad de 18 años marchó de nuevo a París y compaginó durante dos años, su estancia en esta ciudad y en Londres. En el año 1761 y tras recibir la noticia del fallecimiento de su padre, regresa a España y se alista en el regimiento de caballería de Borbón en el año 1762, participando en la campaña de Portugal. En el año 1766 y en el motín de Esguilache, salva la vida del conde O'Reilly y ese mismo año recibe el hábito de Santiago.
En 1768 circuló por Madrid un libelo en el que se hacia una descripción detallada de las costumbres amorosas típicas de la sociedad dieciochesca, cuya autoria le atribuyeron y le costó un destierro de 6 meses en Zaragoza. Es en ésta ciudad donde comienza a dedicarse en profundidad a la poesía. Los años más significativos de la vida de José, los vive en Madrid, a donde regresa nuevamente, entre los años 1770 y 1772. Es en ésta época cuando se enamora de la actriz Maria Ignacia Ibáñez,(en sus poesías la llama Filis) episodio que dió lugar a una leyenda de marcado sabor romántico, ya que este amor, duró muy poco tiempo, debido a la muerte inesperada de Maria Ignacia, de tifus, cuándo sólo contaba 25 años. Dicha leyenda cuenta que Cadalso, ante este hecho, perdió el juicio, e intentó desenterrar a su amada y llevársela a su casa, para luego prender fuego a su domicilio.
De José Cadalso se dice que es el primer romántico español. Mantuvo contactos literarios, sobre todo con la famosa tertulia de la Fonda de San Sebastián, en Madrid, de la que eran asiduos Nicolás Fernández de Moratín y Tomás Iriarte.
En los años 1773 y 1774 residió en Salamanca, que es donde dio termino a su obra las "Cartas marruecas". Es en esta ciudad dónde conoce y estrecha amistad con dos jóvenes poetas, el salmantino José Iglesias de la Casa y el extremeño Juan Meléndez Valdés, influyendo en ellos literariamente, y que ambos proclamaron con el paso del tiempo...
José Cadalso fue ascendido a comandante de escuadrón en el año 1777. Participó en el asedio a Gibraltar en el año 1779 (que duró hasta 1783) y ascendido a Coronel en Enero de 1782, pero tan solo un mes después, el 27 de Febrero, murió tras recibir un impacto en la sien de un casco de metralla.

Entre sus obras podemos destacar:

"Ocios de mi juventud", libro formado por los poemas escritos durante su destierro en Zaragoza. Y en años sucesivos fueron apareciendo más poemas suyos...

Escribió en prosa: "Los eruditos de la violeta", (1772) y sus dos textos más conocidos: " Noches lúgubres", fueron publicados después de su muerte en El correo de Madrid, entre 1789 y 1790, y las "Cartas marruecas", que se publicaron por primera vez en entregas, en el mismo diario a lo largo del año 1789

Como obras dramáticas encontramos: "Solaya o los circasianos", que presentó a la censura en el año 1770 y no obtuvo su aprobación, y Don Sancho García (1771) estrenada privadamente en el palacio del conde de Aranda

Escapada a Salamanca

Este fin de semana, y aprovechando los días de "puente", he visitado Salamanca. Hace unos meses me hice una lista de todas las capitales de provincia de este país nuestro, que a día de hoy, todavía se llama España, con el fin de comprobar las que me faltaba visitar..... y en eso estoy. De Salamanca, os contaré más adelante...... pero hoy, quiero traer hasta mi pequeño espacio, versos de algunos poetas de la escuela salmantina del siglo XVIII. Es uno de los "recuerdos" que me traje de esta maravillosa ciudad, un libro, donde se recogen biografía y poemas de algunos poetas de esa discutida escuela y que el Catedrático de Filología de la Universidad de Salamanca, César Real de la Riva la define así: " La realidad de la escuela salmantina del siglo XVIII como grupo literario es indudable. Es más, acaso no haya en toda nuestra literatura una promoción formada con tan fuertes estímulos colectivos y rasgos ambientales y de época como este conjunto de poetas".

José Cadalso Vázquez (1741-1782)

Juan Meléndez Valdés (1754-1817)

Fray Diego González (1733-1794)

José Iglesias de la Casa (1748-1791)

Juan Pablo Forner (1756-1797)

Nicasio Álvarez de Cienfuegos (1764-1809)

Francisco Sánchez Barbero (1764-1819)

Manuel José Quintana (1772-1857)

Juan Nicasio Gallego (1777-1853)

José Somoza (1781-1852)

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811)


Y comienzo con José Cadalso Vázquez.....


MAAT




9 de diciembre de 2007

¡Qué lástima!

¡Qué lástima! Que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo
lo mismo que los poetas que hoy cantan!

¡Qué lástima que yo no pueda entonar
con una voz engolada esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima que yo no tenga una patria!

Sé que la historia es la misma,
la misma siempre, que pasa
desde una tierra a otra tierra,
desde una raza a otra raza,
como pasan esas tormentas de estío
desde ésta a aquella comarca.

¡Qué lástima que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña de la estepa castellana

Y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada:
Pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la montaña.

Después...ya no he vuelto a echar el ancla
y ninguna de estas tierras me levanta ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.

¡Qué lástima que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
y el retrato de mi abuelo
que ganara una batalla.
¡Qué lástima que yo no tenga un abuelo
que ganara una batalla, retratado
con una mano cruzada en el pecho,
y la otra mano en el puño de la espada!

¡Qué lástima que yo no tenga siquiera una espada!
Porque...¿qué voy a cantar
si no tengo ni un patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa solariega y blasonada,
ni el retrato de mi abuelo
que ganara una batalla,
ni un sillón viejo de cuero,
ni una mesa, ni una espada?

¡Qué voy a cantar si soy
un paria que apenas tiene una capa!
Sin embargo... en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también.
Y todo mi ajuar se halla en una sala muy amplia
y muy blanca que está en la parte más baja
y más fresca de la casa. Tiene una luz muy clara
esta sala tan amplia y tan blanca...

Una luz muy clara que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas leyendo en mi libro y viendo
cómo pasa la gente al través de la ventana.

Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de la ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga de leña a la espalda,
esos mendigos que vienen
arrastrando sus miserias de Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.

¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana siempre,
y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia tiene su cara en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa...
Ella entonces me llama ¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de mala gana,
ni se para en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala, muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

Y en una tarde muy clara, por esta calle tan ancha,
a través de la ventana, vi como se la llevaban
en una caja muy blanca...En una caja muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana...
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre
el cristalito de aquella caja tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por este cristal de mi ventana...
Y la muerte también pasa...

¡Qué lástima!
Que no pudiendo cantar otras hazañas,
porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa solariega y blasonada,
ni el retrato de mi abuelo
que ganara una batalla,
ni un sillón viejo de cuero,
ni una mesa, ni una espada,
y soy un paria que apenas tiene una capa...
venga forzado a cantar, cosas de poca importancia!

LEÓN FELIPE








8 de diciembre de 2007

Nada


Ya nada ansío. Nada mi cabeza
logra ya levantar nuevo y hermoso.
Cuando quiero vivir, pienso en la muerte...
Y, cuando quiero ver, cierro los ojos.

MANUEL MACHADO

7 de diciembre de 2007

Lamentación de otoño

Como tantas cosas lejanas
que se acercan sin rumor,
llegaron las primeras canas
y quizás el último amor.
El amor que pasó deprisa,
y el que nunca llega a pasar,
entristecieron mi sonrisa
igual que un ciego frente al mar.

Yo soñaba con un cariño
que acaso tuve y se me fue,
y me eché a llorar como un niño
que llora sin saber por qué.
Hoy asoman rostros extraños
sombríamente frente a mí:
Hoy llegan los años huraños

diciéndome:"Estamos aquí".

Y he de morir soñando cosas
que desee y no conseguí...
Y seguirán naciendo rosas,
pero no serán para mí.

Yo buscaba las cosas bellas
sin importarme en que lugar.
Y otros miraban las estrellas
que yo no volveré a mirar.

Y nombrar lo que no se nombra
-un gran silencio y una cruz-
y penetrar en esa sombra,
yo, que he amado tanto la luz!

Tantos sueños que ya se han ido
y que jamás han de volver...
empezar a morir de olvido,
oh, noches sin amanecer!
Apasionadas noches locas,
indeciblemente sin par...
pero todos besarán las bocas
que yo dejaré de besar!

Agridulce sabor del beso,
áurea isla sin latitud:
aunque sólo sea por eso,
no te vayas, juventud!

No te me vayas todavía,
porque no me quiero quedar
triste de ensueño y de armonía,
igual que un ciego frente al mar!

JOSÉ ÁNGEL BUESA





6 de diciembre de 2007

Navega



Arrodíllate y reza.
No. Navega,
navega sobre tu llanto.

Marinero:
lágrimas,
lágrimas,
lágrimas...
la nube...el río...el mar.

Que no me tejan pañuelos
sino velas
Que no me consuele nadie,
que no me enjuguen el llanto,
que no me sequen el río.
Lloro para que
no se muera el mar,
mi padre el mar, el mar
que rompe en las dos playas,
en las dos puertas sin bisagras del mundo,
con el mismo sabor viejo y amargo
de mi llanto. Yo soy el mar.
Soy el navegante y el camino,
el barco y el agua...
y el último puerto de la ruta.

Y allá
más allá del mar...
al final de mis lágrimas
está la isla que busca el navegante.

LEÓN FELIPE





5 de diciembre de 2007

Realidad



SONETO
(Al Exmo. Sr. Marqués de Jerez de los Caballeros
glorioso representante de la grandeza andaluza)

.....Más dejad inconsciente a la alegría
gozando y al amor en su locura,
y dejad, mientras dure, a la hermosura
orgullosa mostrar su lozanía.

Si al sol quiere brillar siquiera un día
la flor que ostenta su corola pura,
¿a qué a verter en ella su amargura
viene vuestra mortal sabiduría?

¡Todo es sueño...ilusión!....¿De otras edades
el polvo revolver para eso os vemos?
¿No os engañaron más las soledades?...

¡Callad!... ¡Nada sabéis, nada sabemos!...
¿Qué son, decidme, al cabo las verdades
sino aquellas mentiras que creemos?

MANUEL MACHADO

4 de diciembre de 2007

Fernando.....

Ayer, fue uno de esos días que pienso permanecerán en mi memoria muchos años. Muchos. Por la mañana, tenía hora para hacerme un control rutinario que incluye analítica, peso, tensión... Pues bien, cuando me tomaron la tensión me preguntaron: ¿estás nerviosa? No, contesté ¿por? ¿Has venido andando? ya mosqueada, pregunté ¿la tengo alta? Pues si, la tenía alta. Y además las dos. Las dos cifras daban altas. Coincidía ayer que en casa, teníamos una celebración familiar, por lo que rápidamente hice un replanteamiento del menú y lo enfoqué de manera que tuviera que agobiarme lo menos posible. Hacia el final de la tarde, cuando todo más o menos estaba ya superado me di un buen baño y con ropa ya de "cama" me dispuse a escuchar un poco de música mientras leía un rato, cosa que me relaja bastante y con lo que procuro "premiarme" muy de tarde en tarde. En esas estaba cuando sonó el teléfono. Era una tía de mi esposo. Ella y su marido son las personas de más edad de la familia (84 y 82 años). Me pedía que me organizara al día siguiente para poder acompañarlos al médico, ya que su marido se quejaba que le dolía el pecho.... ¿Dolor en el pecho? ¿Mañana? No, tía, mañana no, nos vamos al médico ahora. En 15 minutos estoy en su casa. -Le contesté- Localicé a mi esposo y nos fuimos al ambulatorio con sus tíos. Después de reconocerlo, nos remitieron al hospital, tenía toda la pinta de una angina de pecho. Y nos fuimos al hospital. En este centro, el protocolo es el siguiente: llegas con el enfermo y un familiar, sólo un familiar, puede acceder a urgencias como acompañante. Después de dar los datos del enfermo pasas a la consulta de un doctor desde donde ya derivan al enfermo a la especialidad correspondiente y al acompañante le dan una pegatina color naranja fuerte donde pone "Visitante" y la fecha. Salía yo de la consulta de este médico cuándo noté cierto revuelo a mi espalda, me volví y comprobé que entraban a toda prisa una camilla. Llegaron a la puerta de la consulta de la que yo acababa de salir e instintivamente, miré hacia la persona que la ocupaba. El corazón se me aceleró. En esa camilla traían a un amigo nuestro, Fernando. Llevaba puesta una mascarilla de oxigeno y el aspecto era preocupante. Detrás, entraba Teresa, su esposa. Me contó que Fernando se había encontrado mal por la tarde, y que como no se mejoraba llamó al médico y en cuanto llegó a casa y lo vio lo remitió rápidamente al hospital. Me acerqué a la camilla y Fernando quiso decirme algo, pero la mascarilla se lo impedía, levantó una mano a la vez que apretaba los ojos, gesto que yo interpreté como si me dijera "que mal estoy". "Tranquilízate, Fernando, ya charraremos,-le dije- mientras le acariciaba el brazo". Todo esto fueron décimas de segundos.... Rápidamente se lo llevaron a un Box para atenderlo a la vez que a mi tío se lo llevaron para hacerle unas radiografías y un electro. Podéis imaginaros como me quedé.... Coincidir en el tiempo ambos, en una urgencia del mismo hospital. Tan sólo unos minutos de diferencia hubiesen bastado para no vernos... Ni que decir tiene que intenté simultanear la compañía de mi tío, con el seguir la pista de mi amigo Fernando. En un momento en el que varias personas atendían a Fernando, salió Teresa a decirme que necesitaba salir a tranquilizar a su nuera que se había quedado a la puerta. Le acompañé al despacho donde me habían dado a mi la pegatina de "visitante", para que le dieran otra a ella, pero dimos con un galeno imbécil que se negó a dársela. "Yo no he visto a su marido ni sé quien es. No puedo dársela"-nos dijo- Mi amiga se quedó cortada y yo, intenté explicarle que habían entrado deprisa y que no se habían parado ni a dar datos... que solo tenia que abrir un cajón que tenia al lado y que de allí acaban de darme a mi una pegatina. No me hizo ni caso. Se quedó mirándonos mientras sonreía cínicamente y no consintió en dárnosla. No era cuestión de perder tiempo con él...pero Teresa se quedaba sin poder salir del centro, ni turnarse con ningún familiar que quisiera estar con Fernando, pues si salía del hospital, el guardia jurado de la puerta, si no llevaba la pegatina, no la dejaría entrar. La tranquilicé y le dije que yo saldría ha hablar con su nuera y a informarle. Así lo hice. Y lo hice varias veces. De la sala donde mi tío esperaba el resultado de la analítica que ya estaba en curso, me iba al Box donde atendían a mi amigo, de allí salía a informar a su nuera y a mi esposo que también estaba en la puerta esperando noticias... Pero Fernando, por momentos, se iba poniendo peor. En una de las salidas, comprobé que había llegado un hijo de Fernando y no me atreví a decirle lo mal que se estaba poniendo su padre por momentos, pero si me atreví a insinuarle que se "colara" con mi pase de "visitante", pues el guardia jurado, para entonces, ya me conocía de verme entrar y salir, además, yo no me había pegado la pegatina. La llevaba en la mano y cada vez que entraba se la mostraba. Al final ya ni eso. Creo que se aburrió de verme tanto... y el chico me hizo caso y se "coló". Le acompañé hasta el Box donde se encontraban atendiendo a su padre y entró....No habían pasado 10 minutos, cuando se abrieron bruscamente las puertas del mismo y la camilla donde estaba mi amigo Fernando "volaba" por el pasillo.... una doctora le llamaba a gritos por su nombre, mientras a otra la oí decir "se nos va", "se nos va". Lo llevaron a una sala donde en la puerta reza un cartel: "críticos".... y nos quedamos pegaditos a esa puerta. Cuando leí ese cartel, miré al hijo de Fernando, no hacían falta palabras. Nos temíamos lo peor. Dos veces, salieron a explicar a la familia lo que allí dentro ocurría. Había pocas esperanzas.... Teresa, que hasta entonces no había consentido retirarse de esa puerta y sentarse, estuvo al borde del desmayo. Y consintió por fin, sentarse. Me quedé a su lado, cogiéndola por la cintura, era como una forma de obligarla a que siguiera sentada. De nuevo salió una doctora y se dirigió a mi amiga. Fernando iba a morirse. No había nada que hacer por él. Y entonces, pronunció una frase que no se me va del pensamiento, para mí, inoportuna en el tiempo..."Voy a pedir que se le haga la autopsia"....
¿Cómo era posible, que sin haber muerto Fernando, ya hablaran de autopsia? No haría ni 45 minutos que esta familia había llegado al hospital, y aunque ya les habían notificado la gravedad de su estado, todavía no se habían hecho la idea. ¿Y de repente, tenían que pensar ya en una autopsia? Fue horrible.... Fernando se fue a los pocos minutos.
Desconozco a muchas de las personas que mi contador me dice que visitáis mi blog. Si tuviera la suerte, que me leyerais alguien que trabajáis en hospitales, directamente tratando a personas, os diría, por encima de todo, que reconozco que vuestro trabajo es muy difícil, que reconozco que no podéis poneros en el lugar de cada enfermo y de cada familiar, y que lo más importante de todos vuestros esfuerzos está en salvar vidas. Pero que "no os lo creáis demasiado", que seáis un poco más humildes, y de vez en cuando, pararos a pensar como actuáis. A nivel humano, en ocasiones y algunos, tenéis fallos garrafales. El personaje que se negó a facilitarle la pegatina de visitante a Teresa, no sé si tendrá la suerte de ser padre.... lo de que si estoy segura es que como hijo, si su padre estuviera grave en un Box, él, seguramente, querría acompañarlo, vivir sus últimos momentos con él, con todo el derecho del mundo... derecho que él privó a esa familia, y que gracias a las casualidades de la vida, se encontraron con un pase "prestado", que le facilitó a un hijo, vivir los últimos minutos de vida junto a su padre. Porque Fernando, llegó a ver a su hijo, y se alegró de tenerlo allí, seguro. Luego, nos contaba, que en el poco tiempo que estuvo al lado de su padre, este, mirándole, levantó una mano para saludarlo.Más tarde, se preguntaba, si le estaría diciendo "adios"...

Mi estancia en el hospital como "acompañante" se prolongó hasta las 12 de la mañana de hoy. Hora en que han dado de alta a mi tío, descartando la temida angina de pecho. Sólo se trata de un catarro mal curado.....

Y yo, intentando recuperarme de todos los acontecimientos vividos cuajados de casualidades. Imagino que necesitaré unos días para reaccionar, pero lo haré. Aunque no me sea fácil. Anoche, cuando la familia de Fernando, marchó del hospital y yo me quedé con mi tío en la sala de espera de urgencias, no podía dejar de pensar, que en ese mismo edificio, un amigo mio acababa de morir y estaría en una mesa de mármol apunto de practicarle la prueba solicitada o en ese otro sitio que guardan a los difuntos... y lo pasé mal. Muy mal. Me vino a la memoria el último día que estuve con él. Fue el pasado día 23. Nos reunimos varios amigos y a nosotros nos "tocaba" llevar el dulce para el café. Mi marido, me había dicho que no me complicara la vida, y que comprara el dulce hecho... y casi le hice caso. Compre dulce y prepararé una bandeja de torrijas. Para Fernando fue una sorpresa agradable. Le encantaban las torrijas y hacia "años" que no las comía. Fue el que más las elogió y el que más las disfrutó...

De todas formas, siempre hay un rayito de luz, algo en lo que cogerse cuando parece que te hundes.... Esta tarde, me ha llamado un amigo común. Han ido al tanatorio a estar un rato con Teresa. Yo, no he tenido fuerzas para hacerlo. Este amigo me ha llamado para preguntarme como me encontraba y decirme que Teresa, en el tanatorio les había dicho que ayer, en el hospital, había tenido un ángel a su lado ayudándole a pasar el trance.... Me he emocionado. Sólo por eso, ya valió la pena estar allí.

Y para ti, Fernando, todo mi cariño. Como te dije en el hospital, ya charraremos....algún día.

MAAT

3 de diciembre de 2007

La dama del espejo



De aquella extraña noche que no fue tuya y mía,
pero que en mí fue tuya, como fue mía en ti,
me queda lo que le queda de un sueño al otro día,
o el regreso de un viaje que jamás emprendí.

Pero fue más que un sueño. Pero fue más que un viaje.
Fue una penumbra rosa y una ventana al mar.
Y el viento removía las cortinas de encaje
como si se estuviera desvistiendo al entrar.

No fuiste mía, es cierto, ni te besé siquiera,
pero te sentí mía, mía de otra manera,
mujer de un sólo instante maravilloso y cruel;
porque te vi desnuda, de pie, frente a un espejo,
y así, hermosa dos veces, en ti y en tu reflejo,
te sigo recordando frente al espejo aquel.

JOSÉ ÁNGEL BUESA








2 de diciembre de 2007

Que hay un verso....
















Que hay un verso que es mío, sólo mío,
como es mía, sólo mía,
mi voz. Un verso que está en mí
y en mí siempre encuentra su medida;
un verso que en mí mismo
acorda su armonía
al ritmo de sangre,
al compás de mi vida,
y al vuelo de mi alma,
en las horas santas de ambiciones místicas.
Quiero ganar mi verso, este verso,
lejos de todo ruido y granjería.

LEÓN FELIPE

1 de diciembre de 2007

Canciones

Me dijo una tarde
de la primavera:
Si buscas caminos
en flor en la tierra,
mata tus palabras
y oye tu alma vieja.

Que el mismo albo lino
que te viste, sea
tu traje de duelo,
tu traje de fiesta.


Ama tu alegría
y ama tu tristeza,
si buscas caminos
en flor en la tierra.
Respondí a la tarde
de la primavera:

Tú has dicho el secreto
que en mi alma reza:
yo odio la alegría
por odio a la pena.

Más antes que pise
tu florida senda,
quisiera traerte
muerta mi alma vieja.

MANUEL MACHADO